La llegada de familias conflictivas a Labañou encierra en casa a los vecinos

A. MAHÍA A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ANGEL MANSO

Residentes en el barrio denuncian que los niños tienen miedo a jugar en el parque y los mayores a pasear por la tarde

02 abr 2019 . Actualizado a las 08:59 h.

Hace unos días, un vecino de Labañou recibió una brutal paliza por parte de dos hombres porque a uno de ellos le había llamado la atención por orinar en la vía pública. Uno se le echó encima y un familiar que paseaba a un bebé soltó el carrito y se sumó a la tunda. A nadie en el barrio lo cogió de sorpresa porque esa salvajada era algo esperado. Y «gracias que solo fue eso, que cualquier día hay una desgracia», comentaba la víctima este viernes en los micrófonos de Radio Voz.

Los vecinos llevan dos meses denunciando que el barrio, tradicionalmente tranquilo, se ha vuelto violento tras la llegada de algunas familias conflictivas y la presencia de indigentes debido a la cercanía de la residencia Padre Rubinos.

«Son gente que no se adapta ni quiere integrarse. Desde el primer día se hacen los amos del barrio», denuncia una vecina que no quiere dar el nombre. Ni ella ni nadie. «No me saques en el periódico que esos me matan», dice otra residente que maldice el día en que una familia en concreto llegó al barrio. «Llegan con sus furgonetas y se apropian de la calle, armando follones y dejando que sus hijos atemoricen a los nuestros», dice. Un hombre que la acompaña asegura que desde que existe el problema el parque está vacío de niños. «No se atreven porque les pegan, amenazan y roban», dice.

Exigen dinero

Tampoco los mayores se sienten seguros. «Antes las personas mayores solían bajar por la tarde a pasear o a sentarse en los bancos. Pero ya no lo hacen. Los indigentes que andan por aquí todo el día no paran de pedirles dinero y alguno hasta lo exige de forma violenta», lamenta el mismo vecino.

El Ayuntamiento lo sabe desde hace semanas y desde entonces incrementó la presencia policial en la zona. «Se nota que hay más agentes de patrulla, pero no están las 24 horas y esta gente en cualquier momento te la lía», apunta otro residente, cansado también de las fiestas que organizan en la calle. «Lo llenan todo de basura, gritan y cuando se emborrachan se vuelven todavía más maleducados», añade.

Se trata de familias que llegaron de otros barrios o zonas deprimidas de la ciudad. Xustiza Social se encarga de ayudarles con el pago de una parte del alquiler. Una vez que el Ayuntamiento fue advertido por la asociación de vecinos del barrio de un aumento de la conflictividad, los técnicos municipales trabajan con ellos. Fuentes de la concejalía reconocen que cuando sucedieron casos similares en la ciudad, como en la Sagrada Familia o Eirís, donde fueron realojados antiguos chabolistas de Penamoa, se resolvieron fácilmente. «Se les convence que de continuar con esa actitud podría llevarles a perder las ayudas. Eso les hace recapacitar y comienzan a portarse bien. En Labañou pasará lo mismo y todo volverá a ser como antes. Ya lo verá», augura un funcionario del Ayuntamiento.

Pero mientras eso no ocurra, en el barrio dicen vivir «atemorizados». Los peores, cuentan, son los más pequeños. Aparte de acosar al resto de niños y niñas de Labañou, «no tienen respeto alguno por los mayores». El otro día, cuenta un vecino, el hijo de una de esas familias conflictivas, que no tendrá más de 10 años, se puso a dar patadas en las piernas a todo el que pasaba frente a él. Y la gente no le decía nada. Tenía miedo. «Y lo peor de todo es que sus padres lo veían y en vez de llamarle la atención o mandarlo para casa castigado, como haría cualquier persona de bien, le reían las gracias».

Un total de 61 mujeres fueron violadas o sufrieron abusos en el 2018

El 2018 acabó en A Coruña con un 150 % más de mujeres violadas que un año antes, según la estadística del Ministerio de Interior. La agresión sexual con penetración constituye la infracción penal con peor evolución de cuantas recoge la estadística oficial, que también confirma el incremento de las víctimas de otros delitos contra la libertad e indemnidad sexual. Cinco mujeres (dos en el 2017) fueron violadas y otras 56 (51 un año antes: un subida del 15 %) sufrieron agresiones sexuales de distinta naturaleza.

Interior no aporta información diferenciada por género en los homicidios y asesinatos: se registraron tres consumados, sin variación respecto al 2017, y siete en grado de tentativa, con una subida del 16 %.

Los delitos «graves y menos graves de lesiones y riña tumultuaria» escalaron un 46 % (85 en total), y el tráfico de drogas se disparó un 94 %, pasando de 18 casos a 35. Mejor evolución tuvieron las sustracciones de vehículos (cayeron de 111 a 54, un 51 % menos), los robos con violencia e intimidación (de 211 a 169, casi un 20 % menos) y los robos con

fuerza en viviendas y negocios, y los hurtos.

Los delitos de robo con intimidación o violencia, castigados con penas que van de los 3 a los 5 años de prisión, han bajado en la ciudad después de que en el 2017 alcanzase la mayor cifra desde que se hacen estadísticas. Este tipo de delitos siempre estuvieron relacionados con el consumo de drogas. Los atracadores, en su inmensa mayoría, son toxicómanos que buscan dinero rápido para una dosis. La Policía Nacional dedicó muchos esfuerzos a luchar contra esta clase de infracciones y se lograron reducir en un 19 %.

El aumento en el consumo de drogas en la ciudad vino el año pasado de la mano de una mayor ofensiva policial contra los traficantes. Si en el 2017 se detuvieron a 18 personas por traficar con estupefacientes, el año pasado fueron 35.

Los robos en domicilios, una lacra que viene azotando a la ciudad y su comarca en los últimos años, apenas descendieron. Cada tres días se produce más de un asalto a una vivienda. Si bien la mayor parte de estos delitos se cometen sin gente en casa, es una de las infracciones que más preocupa a la Policía, que se ve obligada a perseguir a bandas itinerantes.

La detención de un ladrón que asaltó 5 bancos frenó la oleada de atracos en sucursales

El 2018 fue un año tremendamente castigado por delincuentes dedicados a asaltar oficinas bancarias. Fueron trece en A Coruña y su comarca. Afortunadamente, todos los casos fueron resueltos tras la detención de los ladrones.

El delincuente más prolífico fue detenido el pasado 13 de febrero. De origen extranjero, se había hecho con miles de euros a punta de pistola. El individuo mediría unos 1,75 metros, llevaba vestimenta oscura y una gorra en la cabeza. Fue arrestado en una operación conjunta de la Policía Nacional y de la Guardia Civil minutos después de que diese su ultimo golpe, en la sucursal de Caixabank situada en la ronda Nelle, pasada la una del mediodía de aquel día.

En el largo historial de este individuo se acumulan cuatro atracos en ocho meses, entre los que figura el Targobank de la calle de Juan Flórez o el de Miño a mediados de enero.

Ya en junio del año pasado se detuvo a otro atracador. La investigación se inició a raíz de un primer atraco ocurrido en A Coruña el 28 de mayo del 2018, en la calle Vizcaya, donde el autor entró en la oficina a mediodía utilizando elementos de disfraz, con visera, capucha, y una braga de cuello tipo fular, para dificultar su identificación facial. Con una mochila por dentro de su cazadora (simulando barriga), utilizando unos guantes de látex transparentes, tras exhibir una navaja, exigió a las empleadas del banco que le entregarán rápido el dinero.

Quince días después, asaltó una sucursal en Guísamo, de la que se llevó 3.700 euros.