





El estatuto para regular la energía es la última esperanza de un sector que agoniza
04 feb 2019 . Actualizado a las 10:54 h.«E que imos facer? Traballar todos en Marineda?». La pregunta la lanzó uno de los empleados de Alcoa en uno de los actos que secundaron esta semana. La cuestión no va del todo desencaminada. Según la última encuesta de población activa (EPA), el sector servicios volvió a afianzar su dominio en el 2018 en A Coruña. Aquí trabajan el 86,5 % de los ocupados de la ciudad, 89.400 personas frente a las 10.300 de la industria, que volvió a registrar un retroceso.
Lo peor es que esta cifra va a empeorar. Un millar de empleos directos están en la picota en toda la comarca coruñesa. Son los que peligran en Alcoa, Ferroatlántica Sabón, Meirama, Isowat, Masa Galicia y Hércules de Armamento. A esto hay que sumar las auxiliares y la situación delicada de otras compañías como Celsa Atlántica.
La más vulnerable
Los más pesimistas hablan de un «desierto» industrial. «Non existe ningún plan alternativo», censura el secretario de la Federación de Industria de CC.OO. en Galicia, Víctor Ledo. El noroeste gallego, considera, es el más «vulnerable» por un motivo: se concentra en la siderurgia y la industria electrointensiva, lo que se traduce en una total dependencia de la energía. «Estamos viviendo la caída de un sector maduro, basado en la industrialización de los recursos naturales. Con la globalización, esta producción es más barata en otras partes del mundo. A la industria le está pasando lo que le sucedió en los sesenta a la agricultura. Entonces, ella desplazó. Ahora ve cómo la arrinconan», analiza el catedrático de Estructura Económica de la UDC Julio Sequeiros.
El precio de la electricidad, añade el profesor, «es la cuestión». En este punto coincide con los sindicatos. «Precisamos unha tarifa industrial estable. O sector enerxético é estratéxico para Galicia, pero temos que deixar de desempeñar un papel exclusivamente subministrador para o resto do Estado», censura Paulo Carril, secretario xeral de la CIG, que llama a la movilización social.
La batalla de la tarifa estable
El Gobierno inició el pasado jueves 31 de enero el período de consultas de 15 días para la creación del estatuto electrointensivo. La norma es la última esperanza para asegurar cientos de empleos. «O estatuto é a única salvación dos operarios de Alcoa e as electrointensivas», admite Víctor Ledo, de CC. OO. El texto en el que trabaja el Ministerio de Industria, apunta la titular de la cartera, Reyes Maroto, «reducirá los costes de la energía y garantizará la competitividad de las compañías de gran consumo».
Para Ledo, «a nai das batallas é que inclúan os acordos bilaterais coas eléctricas que garantan unha tarifa estable a longo prazo». Este martes, los sindicatos también se sentarán a negociar el estatuto. «Non podemos agardar seis meses a que se aprobe. O 1 de xuño remata a conta atrás para o persoal de Alcoa. Se hai vontade, en dous meses pode estar listo», opina Ledo.
La mayoría de las plantas amenazadas son de capital extranjero, «que siempre entró en ellas con el beneplácito del viejo capitalismo español», desliza Sequeiros. El apoyo para el I+D+i o los programas de industrialización son otras de las demandas sindicales. El catedrático de la UDC propone otro camino: «No podemos fiar el futuro a la industria pesada. La que atiende a una demanda puntual y avanza en la cadena productiva, como la textil aquí, es la que tiene más posibilidades». El cambio de ciclo tiene dos caras. Una es la de las oportunidades.