El cierre de dos hornos de Ferroatlántica azuza el miedo al ERE

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

A CORUÑA

Ana García

La empresa sigue sin pronunciarse, pero los trabajadores lo ven injustificado y como una represalia por la contestación social

29 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que eran rumores ahora ya tiene fechas. Los hornos 13 y 14 de la fábrica de Ferroatlántica de Cee pararán durante seis meses a partir de este próximo enero y, aunque la empresa continúa sin hacer públicas sus intenciones de aplicar un expediente de regulación de empleo (ERE) para los trabajadores fijos, las consecuencias ya empiezan a notarse, según informan fuentes de la plantilla.

Aseguran que empresas auxiliares ya le han comunicado a su personal que dejarán de trabajar a partir del mes de diciembre y el efecto más inmediato de la paralización de los hornos es la no renovación de contratos eventuales o la formalización de otros nuevos para sustituciones, vacaciones o bajas.

De ahí que la sección sindical de la CIG en Cee-Dumbría y las centrales hidroeléctricas, que se ha mostrado más combativa en todos los conflictos de Ferroatlántica, incluso denunciando la connivencia de los otros sindicatos con las directrices marcadas por la compañía, emitiese ayer un comunicado en el que muestra su preocupación y denuncia como injustificadas las medidas que se puedan adoptar en cuanto a merma del empleo. Es más, hace un llamamiento a la Xunta de Galicia para que actúe y evite la paralización de unidades productivas e insta al comité de empresa para que inicie una rueda de contactos institucionales, incluido con el conselleiro, para abordar el futuro del complejo industrial de la Costa da Morte.

«A paralización dos fornos non obedece a causas obxectivas, senón a un novo intento de Ferroatlántica de deslocalizar a produción», señala el sindicato, que ve una prueba clara en que clientes próximos, como Megasa Portugal, serán suministrados por otras empresas del grupo.

A su juicio los malos resultados de la subasta de interrumpilidad (subvenciones que recibe Ferroatlántica por dejar de consumir electricidad cuando el sistema lo necesita) no son motivo suficiente para recortar empleo, cuando los resultados económicos de las factorías durante el año 2018 fueron buenos y la compañía, al contar con las centrales hidroeléctricas del Xallas, es también productora, por lo que se beneficia del alza de precios. De ahí que enmarquen estos movimientos en un castigo por la contestación laboral y social a la venta de las centrales.