La Finca Lata tiene una larga historia y su nombre, de hecho, es anterior a 1808. «Foi o ano no que morreu o último Lata, porque coa única filla perdeuse o apelido», explica José Antonio Sánchez Recouso. Él y su mujer Raquel se encargan ahora de la explotación familiar, en la que hay 110 cabezas de vacuno. Hace unos años José Antonio le dio una vuelta al negocio y decidió apostar por producir leche fresca pasteurizada, especialmente destinada a hostelería, heladerías y venta al público a través de tahonas. El 30 % de la producción es venta directa y el sobrante lo reconduce hacia las grandes industrias. De esta forma, explica, «o negocio é máis seguro». Él se encarga de la explotación y su mujer de la distribución del producto. «Así imos sacando os nosos soldos e o necesario para seguir investindo». Para el 2019 prevé abordar un plan de mejora e incidir en la venta directa con la producción de algún derivado lácteo, como yogur o queso. Pero lo que más aprecia de su profesión es que «facilita a conciliación familiar».