«Ya nos estamos preparando para la ola de frío y en alerta ante la bajada de las temperaturas»

P. c. SANTIAGO / LA VOZ

A CORUÑA

29 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Compostela tiene un único albergue que da cobijo todo el año, los 365 días, a las personas que no tienen una cama en la que dormir. De carácter privado, gestionado por los franciscanos, las instalaciones de Xoán XXIII ofrecen desde hace más de 40 años un techo bajo el que dormir y un lugar donde asearse a quienes no lo tienen. La coordinadora de la actividad del albergue, Divina Losada, explica que «ya nos estamos preparando para la ola de frío y permanecemos pendientes ante la bajada de las temperaturas», pues en cuestión de un día la masa de aire polar hizo bajar las mínimas de 8 a 4 grados centígrados (la previsión para hoy era de 3), según la Agencia Estatal de Meteorología.

«Si baja de 2,5 grados activaremos el protocolo de frío y comenzaremos a repartir las mantas. Por ahora, disponemos de ellas y cuando empiezan a escasear hacemos una petición a la ciudadanía para que colaboren donándolas», señala la coordinadora del albergue santiagués. Otra de las medidas que toman cuando arrecia el frío es suspender la norma que impide estar más de 10 días seguidos y no regresar hasta que se hayan cumplido otros 30.

Repunte de la demanda

La caída térmica se ha dejado notar en las instalaciones de acogida franciscanas, aunque desde la semana pasada hubo un repunte de demandantes en el albergue. Entre los días 17 y 20 estuvieron al completo. Se ocuparon sus 25 plazas, una capacidad limitada por las últimas normativas de seguridad autonómicas, lo que implicó que entre 4 y 6 personas se quedaran fuera (el criterio de entrada es por orden de llegada), según la información que maneja el albergue.

«Por mi experiencia trabajando aquí puedo decir que no siempre se llena cuando hace frío porque muchas personas sin techo prefieren dormir en la calle, ya que no quieren cumplir nuestras normas, que suponen venir antes de las 22.00, salir a las 8.30 horas y ducharse. Solo excepcionalmente, cuando vienen acompañados por la Policía Local se les permite entrar una vez cerradas las puertas del albergue si hay plazas libres. Son normas que tenemos que poner para que haya cierto orden y organización en las instalaciones», indica Losada.