El «top manta» en Galicia es consecuencia del cambio climático

A CORUÑA

Verónica Vázquez Vázquez

Guillermo Fernández-Obanza, responsable de la oenegé Ecodesarrollo Gaia, con sede en el Agra, fue voluntario de la ONU y no considera que se trate de un problema local, sino de un conflicto «estructural a nivel planetario»

29 oct 2018 . Actualizado a las 10:58 h.

No considera que se trate de un problema local, sino de un conflicto «estructural a nivel planetario». Son sus efectos los que están llegando ahora a los coruñeses. Guillermo Fernández-Obanza, responsable de la oenegé Ecodesarrollo Gaia, con sede en el Agra, fue voluntario de la ONU. Conoce de cerca la situación de los migrantes senegaleses, la mayoría de los que nos podemos encontrar en la calle Real. «El top manta que tenemos en la ciudad es el resultado del cambio climático. Esta gente -a diferencia de los que llegaban a principios del 2000, en su mayoría marineros de las zonas esquilmadas de la costa por la pesca masiva-, son agricultores. Provienen del norte de Senegal, una región ahora aún más árida por la falta de lluvias en los últimos años. Vienen porque aquí cuentan con una red de conocidos. El dinero lo envían a sus familias», explica Fernández-Obanza. Conoce a buena parte de los manteros dispersos por el centro. «Al mes les quedan unos 60 euros libres que mandan a sus familias. Emigran aquí por subsistencia», detalla. Por encima, también están sufriendo el dumping agrario. Los excedentes de los cereales híper subvencionados de EE.UU. se venden en Senegal más baratos que los suyos. Terminan con su mercado local», subraya. Asegura que «allí te encuentras con sacos de cebollas holandesas o aceite de cacahuete estadounidense».

Él los llama «ecorrefugiados» o «nuestros acreedores». La mayoría «son hombres jóvenes. Las mujeres no vienen hasta que ellos están asentados. El nivel cultural no es el mismo que en la costa». No solo ha cambiado el perfil, dice, también las rutas migratorias: «Antes venían por Canarias, ahora suben por África y cruzan el Estrecho. La inmigración refleja el impacto que el hiperconsumo de nuestras sociedades tiene sobre el Sur explotado y expoliado». ¿La solución? «No pasa por poner barcos para que no se ahoguen, sino por ayudar a solucionar sus problemas en casa», concluye.