José Cuenca: «En un año bajamos la lista de espera a la mitad»

R. D. A CORUÑA

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Lleva 25 años abriendo corazones en el Chuac, ocho de ellos dirigiendo uno de los servicios de mayor actividad en toda España

26 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

José Cuenca (Almansa-Albacete, 1962) lleva 25 años abriendo corazones en el Chuac, ocho de ellos dirigiendo uno de los servicios de mayor actividad en toda España.

-¿Han tocado techo?

-Hemos logrado un descenso importante de la lista de espera. El número de pacientes pendientes se ha reducido a la mitad, de 220 a 110 en un año. Es un esfuerzo sostenido muy importante. Operamos mañana y tarde todos los días. Muchos de nuestros enfermos no esperan, son urgentes, y para los que están en lista la demora quirúrgica media se ha reducido entre 25 y 30 días. Ahora está en 60 y ha llegado a estar por encima de 80.

-Y el objetivo es...

-El fundamental es seguir ajustando al máximo. Se trata de incrementar la actividad sin incrementar la infraestructura, aunque sí el gasto, de mirar qué se puede hacer sin contar con más quirófanos, camas de críticos, de hospitalización y personal. Eso ya nos cuesta bastante dedicación. Ese es el mayor reto que tenemos que salvar.

-Es común en la sanidad pública.

-No, ¡qué va!, En el Levante o el Sur si le preguntas a un cirujano cardíaco su mayor problema es que no tienen pacientes para operar. Hay muchos hospitales con los ratios invertidos: exceso de infraestructura y profesionales para poca población. En Galicia y Asturias estamos en una dinámica totalmente diferente al resto del país. Ese es el esfuerzo, hay que ser pioneros, porque nuestra experiencia no es generalizable ni al resto de España, ni de Europa. Y no es fácil la gestión de todo esto. Y esto es el día a día.

-¿Queda hueco para proyectos?

-El fundamental es seguir ajustando para aumentar la actividad. Hay otros proyectos. En trasplantes el cambio de criterios de urgencia cero nos ha llevado a prolongar los tiempos de espera por disminución de donantes óptimos. Jóvenes, afortunadamente, cada vez hay menos. Hay donantes que son de edad tan avanzada que no son adecuados y eso nos lleva a necesitar dispositivos de asistencia mecánica, de corta y larga duración, los llamados corazones artificiales. En los dos últimos años hemos puesto una decena durante semanas, incluso meses. Su uso va a seguir subiendo. El trasplante tiene menos complejidad, por lo que conforme aumenten los portadores de corazones mecánicos, seguirá subiendo el consumo de recursos.