María Pita niega responsabilidad alguna en el desalojo de los okupas

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Toda la oposición critica la gestión política de la Marea del caso de la Comandancia

09 jun 2018 . Actualizado a las 10:54 h.

El pasado 23 de mayo el Ayuntamiento recuperó el control de la Comandancia de Obras tras año y medio de okupación. La Policía Local se encontró el inmueble vacío a las siete de la mañana y el gobierno local dio orden de entrar y quedarse. Hacia la una y media de la tarde un grupo de okupas trató de entrar por la fuerza y agentes locales que custodiaban el inmueble lo impidieron con porras y gas pimienta.

Entonces dos jóvenes lograron entrar y subirse al tejado, donde estuvieron hasta las 23.30 horas. Por la tarde, a las ocho y cuarto, un grupo de manifestantes avanzó hacia la Comandancia y la Policía Nacional lo hizo retroceder con las porras. En total (mañana y tarde), al menos 10 heridos incluyendo tres agentes.

Esos hechos abrieron una crisis política en el seno de la Marea, que siempre se había negado a emplear la violencia y que además tenía a integrantes del colectivo okupa entre sus simpatizantes. Cuatro concejales fueron personas cercanas a ese entorno.

Ayer se convocó la Comisión de Seguridade para dar cuenta de los hechos ocurridos aquel día. Desde entonces, el gobierno local culpó de la violencia a la Policía Nacional, ayer abundó en esa línea, con algunos matices, y defendió la labor de sus agentes.

Según la versión municipal, lo que ocurrió aquel día fue, en resumen, lo siguiente: la Policía Local llegó al lugar y, como no había nadie, no se hizo ningún desalojo. Si hubo heridos a la una y media fue porque la Policía Nacional, a quien se había llamado, no estaba allí, cuentan personas presentes en la comisión. En todo caso, no hay imágenes que prueben que las lesiones las causaron agentes locales, por lo cual, no se puede demostrar que estos empleasen la violencia con resultado de heridos. La violencia sí la hubo, sin justificación, por la tarde, pero a cargo de la Policía Nacional, que cargó cuando no era necesario. Tanto la orden de no estar por la mañana como de cargar por la tarde habría sido una indicación «política», según transmitió la edila responsable de Seguridad, Rocío Fraga, a los representantes de los demás partidos presentes en la comisión.

Con esta versión de los hechos la Marea busca eludir cualquier responsabilidad en lo ocurrido y la carga toda sobre la Delegación del Gobierno, en manos entonces del PP.

Hasta seis sindicatos policiales criticaron duramente al gobierno local en las pasadas semanas por esa versión, especialmente los del 091. «¿Para qué nos llaman? ¿Para hacer el trabajo sucio?», resumieron desde el SUP.

«Lo que han hecho en la reunión ha sido desviar la responsabilidad a la Policía Nacional, que fue la que auxilió, a petición del alcalde, a la local», dijo ayer Rosa Gallego, portavoz del PP.

«A esto había que haberle dado una respuesta política antes, no se puede responsabilizar a la policía de la mala coordinación entre Administraciones», dijo la edila socialista Yoya Neira, presente también en la comisión.

«Non é unha xestión técnica, senón política, pola xestión do asunto da Insumisa», dijo Avia Veira, del BNG que abundará el lunes en el asunto en el pleno.

En la comisión se pasaron vídeos y se mostró el registro de llamadas cruzadas desde primera hora de la mañana entre cuerpos de seguridad. Por los hechos del día 23 no fueron identificadas las dos jóvenes que se subieron al tejado, pero sí otras cinco personas, por distintos motivos, que podrían acabar denunciadas, como lo fueron los que pasaron en coche pitando en señal de apoyo. 

Muchas cosas que justificar ante la propia militancia de la Marea

La recuperación de la Comandancia, según las fuerzas policiales implicadas en esa tarea, salió bien. Hubo algunos contusionados, pero no heridos graves, y el edificio se tomó limpiamente, sin gente dentro. ¿Qué pasó entonces? Ocurrió que para el colectivo okupa que los hubiera echado la Marea, un partido teóricamente cercano, fue visto como una traición. El ataque vandálico a su local habría sido la respuesta. Los rencores cercanos siempre son más violentos. 

La cuestión es por qué la Marea, que hace año y medio tenía ediles saludando la okupación y asegurando que jamás desalojarían A Insumisa, acabó cambiando de idea. Por el medio una ayuda de un millón de euros para actuar en ese enclave que se podía perder, pero seguramente también los cálculos electorales de determinados sectores del partido que tratarían, con la recuperación del inmueble, de trasladar un mensaje a un electorado más amplio, algo que seguramente no compartían todos los ediles de la Marea, muchos de los cuales lo pasaron mal por los sucesos del día 23.

Ese día las cosas se embrollaron y lo que iba bien encarrilado acabó fallando. Desde entonces todo fueron justificaciones para echar al 091 la culpa de la violencia. El argumento básico es que si hubiera estado en la puerta por la mañana, no habría tenido que sacar la porra la Policía Local. Claro que si eso hubiera sido así y la Nacional hubiera cargado entonces, seguramente tampoco le estarían dando las gracias.