Una zona ferial con accesos de barro y llena de charcos

Emiliano MOuzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Los comerciantes solicitaron varias veces que se mejore la entrada por la avenida de Arteixo, «pero no hacen caso»

18 may 2018 . Actualizado a las 19:52 h.

El mercadillo de A Sardiñeira, también conocido como El Corte Inglés de los Mallos, es visitado por miles de personas, tanto de A Coruña como del área. Todos los martes del año y los segundos y terceros sábados de cada mes es un ir y venir de compradores y curiosos por este «gran centro comercial», como lo denomina Julieta Simão, una inmigrante llegada ya hace años de Brasil.

Alrededor de un centenar de comerciantes montan sus puestos en la gran explanada existente entre la avenida de Arteixo y la de A Sardiñeira, a escasos metros de dos institutos, un complejo deportivo, el centro cívico de Os Mallos, las viviendas del Agra dos Mallos y las nuevas instalaciones de una guardería de la red A Galiña Azul. Los vendedores ofrecen de todo, aunque lo que más abunda es la ropa y el calzado, pero también se pueden adquirir fragancias e incluso cuchillos y tijeras.

Sin embargo, y a pesar de ser el único mercadillo que se celebra en la ciudad, sus condiciones «dejan mucho que desear», declaró Ramón Borja, el encargado de organizar que la feria se realice «de la mejor forma posible».

Critican Borja y los demás comerciantes el estado del acceso al mercado desde la avenida de Arteixo. «Es una vergüenza que un tramo de la entrada esté aún sin asfaltar», señaló Moisés, otro vendedor.

El pasado martes se pudo comprobar cómo afecta la falta de acondicionamiento de esta entrada. «Cayeron cuatro gotas y por aquí no se podía pasar», dijo Carmen Suárez, que paseaba con su hija entre los puestos. María López Díez llegó con la intención de comprar algo: «Me llamaron por teléfono, atendí la llamada y sin darme cuente me metí en uno de estos pozos, porque a esto no se le puede llamar charcos, aquí nada hasta un barco», subrayó enfadada.

Un agente de la Policía Local también contó que a ellos les cuesta mucho a veces realizar las intervenciones contra la venta ilegal en el mercadillo. Además de que los vehículos tienen dificultades para circular por este camino, cuando corren a pie detrás de alguien se meten casi hasta el tobillo en el agua y en el barro.

Los comerciantes recordaron que esta situación ya la pusieron en conocimiento del Ayuntamiento, «pero no solamente a los que están ahora, a los otros y a los otros, a todos, pero aquí no hacen nada», subrayó. Sin embargo, dicen que no se van a rendir: «Pagamos 70 euros cada tres meses, más la cuota de autónomos, y vivimos de esto, y nuestros clientes evitan venir cuando llueve», subrayaron.

Viviendas sin calle

Además, anexo al mercadillo de la Sardiñeira existe un pequeño núcleo urbano compuesto por un edificio y una casa unifamiliar. Su calle se denomina Agra dos Mallos, «pero de calle nada, como puedes ver esto es un camino, y de los malos», dijo uno de los vecinos.

Sus vehículos casi no pueden circular por este paso de barro lleno de baches. «Lo hacemos despacio para no reventar una rueda o estropear los bajos de los coches». También se quejan de que los días de mercadillo el aparcamiento es indiscriminado, hasta el punto de que les dejan los vehículos delante de sus puertas. Estos residentes también contactaron con las autoridades, pero dicen que los políticos solo van por allí cuando hay elecciones.

Otro de los problemas que afectan al mercadillo de la Sardiñeira «son los inmigrantes ilegales, sobre todo de los países del Este», indicó Borja. No es que influya en la clientela, «pero sí da muy mala imagen que estén por aquí con mercancía procedente de contenedores, y en el suelo». A los que pagan sus cuotas como comerciantes tampoco les gusta que todos los días de feria se vean carreras entre los agentes y estos ilegales, «no es bueno para nosotros», afirman.

Además, se quieren desmarcar de la venta de productos perecederos: «Nosotros nos dedicamos a lo nuestro. No vendemos comida ni nada por el estilo, y todo lo que ofrecemos procede de almacenes legales».