Hay afortunados que a diario tienen las mejores vistas de Coruña a su alcance. Vivir en lo más alto produce el vértigo de la satisfacción de quedar atrapado por nuestra luz atlántica. Les pasa a los que viven en el número 25 de la Torre Hercón, el edificio más alto de Galicia, que se eleva 119 metros del suelo a 33 pisos de altura si contamos las plantas de las oficinas. Esa vista, que comparten los compañeros de la TVG, permitiría llenar a diario Instagram de panorámicas idílicas porque se ve la ría de Ferrol, Santa Cruz, el faro de Mera y toda la zona de Santa Margarita. Un lujo de mirador al que también se asoman los privilegiados de Monte Alto si miran al mar o los que residen en Torre Coruña o el edificio Trébol, otro de los monumentos de nuestro skyline. ¿Pero dónde disfrutamos los coruñeses de la mejor vista?
Si seguimos la calificación de TripAdvisor en modo turista creo que una gran mayoría votaría por la postal que se admira desde el monte de San Pedro. Es cierto que tiene que hacer buen día, que allí sopla el viento hasta que nos hace estallar los oídos de dolor, pero si el día da tregua, es una de las fotografías más bonitas de la ciudad.
En la puesta de sol hay quienes prefieren sentarse en la cafetería del Portiño para mirar de frente al mar y ver cómo la luz se pierde en el horizonte. No voy a negar que, dándole la vuelta a la foto poética, a mí una de las que siempre me han impresionado de Coruña es la imagen de la refinería, ese recorrido estrecho que de pronto nos sumerge en una película de Ken Loach, en la salida de la ciudad por Meicende. Y ya no digo de noche, cuando esas torres de fuego son capaces de iluminarnos todos los miedos.
Maravillosa es también la vista desde el Materno o el Chuac, otro privilegio que tenemos los coruñeses que, aun cuando nos ponemos enfermos, podemos gozar de la belleza de la ría y la lengua de arena que le da forma a Santa Cristina. Hay otros que elegirán, seguro, el mirador de la antigua cárcel, el parque que da a la Torre y deja ver As Lapas, o ese balcón que rodea nuestro faro y permite sentarse en uno de los bancos que probablemente nos ofrezca una de las mejores panorámicas. Aunque también los solaneros saben que es un lujo estar en el yacusi exterior mientras se dibuja enfrente la perspectiva del puerto con los edificios de los Castros, Cuatro Caminos y Juan Flórez. Están los fans de la Marina, las vistas desde el Playa, el Millenium o la Hípica que mira a Santa Cruz y Mera, desde donde tenemos otra de las increíbles fotos de la ciudad. Pero aquellos que vuelan alto saben que nada es comparable a verla desde el avión, cuando el piloto entra por Ferrol, nos va enseñando toda la costa para dejarnos pasmados con ese homenaje visual antes de aterrizar. Es entonces cuando los coruñeses confirmamos que hacemos muy bien en poner a Coruña por las nubes.