«Los ladrones de locales de hostelería casi nunca son enviados a prisión, y si al final ingresan es por poco tiempo»

A. Mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

El robo con fuerza está castigado con penas de uno a tres años de prisión, si bien las condenas suelen quedar en la mitad

27 abr 2018 . Actualizado a las 10:33 h.

En estos primeros meses del año se produjo un repunte de robos en bares. No es que esté de moda, pues eso de entrar en negocios de hostelería y llevarse dinero, tabaco o botellas existió desde que se montó la primera tasca. Lo que sí hay ahora es una mayor especialización en las bandas que se dedican a este tipo de delito. Cada vez resulta más complicada su detención y los malandros cometen los hechos en menor tiempo. Hay delincuentes que les sobra un minuto para vaciar una tragaperras y desaparecer. Además de tratarse de robos rápidos, los cacos saben que tienen mucho que ganar y poco que perder.

Mucho que ganar, porque en apenas un par de minutos entran, roban y se van con botines que rondan los 1.500 euros, que es el dinero que suelen contener las cajas de estas máquinas. Y poco que perder porque si los cogen es casi seguro que el juez no los envíe a prisión. Y si lo hace, será por muy poco tiempo.

La culpa no la tienen ni los policías que los detienen ni los magistrados que los juzgan, que solo aplican la ley. El problema está en el Código Penal, que es muy blando con este tipo de delitos. El robo con fuerza está castigado con penas de uno a tres años de prisión; si bien las condenas suelen quedar en la mitad, por lo que casi siempre se suspenden a cambio de que el malandro no vuelva a delinquir durante un tiempo e indemnice a la víctima. Además, la diferencia de castigo entre robar un bar o hacerlo en seis es mínima.

Prueba de ello son algunas de las sentencias emitidas en los dos últimos años contra delincuentes que han robado en establecimientos de hostelería.

Como la de un hombre de 41 años que aceptó una pena de prisión de seis meses por entrar en un bar de la calle Vizcaya, forzar la tragaperras y sacar de su interior 700 euros. El reo carecía de antecedentes, por lo que el castigo fue mínimo y no lo tuvo que cumplir porque se comprometió a abonar los daños causados y devolver el dinero.

En otro fallo, la Audiencia Provincial ratificó la condena de dos años y tres meses de prisión a un ladrón especializado en reventar máquinas tragaperras. El acusado cometió tres asaltos en establecimientos de hostelería de la zona de los Mallos en los que entre daños y botín costó a los propietarios de los locales más de 5.400 euros. Pese a que tenía muchos antecedentes penales y la pena superior a los dos años, solo estuvo seis meses en la cárcel.

El Juzgado de lo Penal número 1 condenó hace dos años a un individuo a 15 meses de cárcel por acceder de noche a un bar de la avenida de Finisterre tras romper la ventana y robar del interior del establecimiento 400 euros en metálico, dos teléfonos móviles Samsung y 14 botellas de bebidas alcohólicas.