Convocamos un concurso público con la loable intención de proporcionar vivienda a los desvalidos, pero por el camino aparcamos los buenos propósitos y las reglas del juego para comprarle a un miembro del clan sus pisitos irregulares. Mucho recuerda este lamentable episodio municipal a las Comedias bárbaras de Valle Inclán, con el inefable Juan Manuel Montenegro y aquellas prácticas caciquiles con las que administraba prebendas, regalos y privilegios únicamente entre sus acólitos,
No muy lejos quedan los tiempos en que la Marea clamaba contra el clientelismo de otros a la lumbre de una nueva política que, a la vista de plenos como el de ayer, parece más bien la de toda la vida. Ahora no solo es el PP, sino también el PSOE, su aliado presupuestario, y el BNG, su báculo desde que subió al poder, los que le echan en cara las maniobras urbanísticas, claman contra los Montenegros y elevan la política clientelar al Consello Consultivo.
Valle, la política con minúsculas..., el esperpento.