Cada diez pasos hay un «ojo» que te mira

a. mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ANGEL MANSO

La principal vía de distrito Picasso cuenta con 60 cámaras en negocios, edificios y semáforos

25 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En Juan Flórez no se puede dar un paso sin tener el foco de una cámara encima. Hay 60 entre la plaza de Pontevedra y la calle Nicaragua. La inmensa mayoría para proteger tiendas o negocios. También varias comunidades de vecinos instalaron en sus portales un sistema de videovigilancia que ahuyenta a los cacos. Además, como es una vía comercial y céntrica en la ciudad, las principales entidades bancarias tienen ahí una sucursal, lo que dispara el número de cámaras de seguridad. Luego están las que cuelgan de los semáforos. Las hay al principio, en la plaza de Pontevedra, y en las intersecciones de Médico Rodríguez, Sinfónica de Galicia, avenida de Arteixo y calle Nicaragua. Estas últimas son las únicas que enfocan directamente a la vía pública. El resto, al pertenecer a entidades privadas, sean negocios o comunidades vecinales, tienen absolutamente prohibido apuntar con sus focos a la calle. A no ser que solo graben lo imprescindible. «A veces es imposible controlar la entrada de una tienda sin captar un metro de la vía pública. Cuando esto ocurre, se le plantea a la Agencia Española de Protección de Datos y casi siempre lo permite si se demuestra que no se puede evitar. Eso sí, de ninguna de las maneras esas grabaciones pueden ser utilizadas y el acceso a las mismas es muy restringido», explica Antonio Devesa, de Alarmas Galicia.

Está tan protegida la calle de Juan Flórez que su índice de criminalidad es casi comparable al de una isla desierta. Según fuentes policiales, es una de las vías más seguras de la ciudad, apenas se producen robos y en ninguno de los 7 edificios que tienen instaladas cámaras de seguridad se produjo un asalto en los últimos dos años. Ni en aquella oleada del 2014, cuando ningún barrio se escapó de las bandas de pisos.

Comunidad de vecinos

Juan González es el presidente de una comunidad de propietarios y lo era ya hace 2 años, cuando los vecinos aprobaron en junta la instalación de un sistema de videovigilancia después de haber sufrido un robo en una de las viviendas. «Desde entonces, nunca se produjo un hecho que hayamos tenido que lamentar», destaca Juan González, que cree que el mejor blindaje contra los cacos «no son las cámaras en sí, sino el cartel que las anuncia. Cuando un ladrón lo ve, ya ni lo intenta».

Así lo ve también Clara Vizcaíno, empleada de Carol, una tienda de moda. «La verdad es que nunca nos atracaron. Los cacos no son tan tontos de entrar a robar sabiendo que dentro lo grabamos todo y cuando ponga un pie en la calle tiene las cámaras de tráfico», dice. Pese a todo, «a veces aparecen chicos con mala pinta preguntando por algo o pidiendo. No sé si entran para estudiar la tienda y volver otro día, pero la verdad es que tuvimos suerte y nunca nos asaltaron».

Entidades bancarias

Por si faltaran cámaras, están las más avanzadas y con mejor tecnología, que son las de los 9 bancos que hay en la calle, que aunque no pueden grabar la vía pública, sí captan un trozo de acera, la que está frente a la entrada o a los cajeros. De hecho, es ahí donde sí se produjeron robos. No dentro, sino fuera, en los cajeros. «Hubo varios casos, todos resueltos gracias a las cámaras, en los que atracaron a gente que retiraba dinero por la noche», afirman fuentes de la Policía.

¿Se puede comprar un aparato en una tienda e instalarlo en casa sin pedir permiso? Depende

«Se suele apelar al concepto de seguridad para optar por la videovigilancia, pero la instalación de cámaras no es tan sencilla y tiene muchos riesgos. Uno de los que pasan más desapercibidos es el del derecho de la intimidad y es fundamental», explica Ricard Martínez, presidente de la Asociación Profesional Española de Privacidad.

La facilidad para acceder a las cámaras, presentes en muchos centros comerciales, ha provocado otro dilema: su uso en el hogar. «Existe la excepcionalidad doméstica, que supone que se pueden usar si no se graba la calle. Si hay gente trabajando en casa y se les capta sí se deben cumplir todos los requisitos legales y pueden darse multas», relata Martínez. Las sanciones ya han empezado a multiplicarse, de hecho, por las denuncias de los vecinos.

Cualquiera puede tener un sistema por un precio que va de los 50 a los 2.000 euros

El coste de una cámara de seguridad puede ser muy variable en función de la calidad y tipo de óptica (fija, variable multifocal...), del chipset que controla la imagen, el tipo de construcción (especialmente si es para un uso interior o exterior), si cuentan con movimiento autónomo remoto o si cuentan protección anti vandálica, del alcance de los infrarrojos y trabaja en condiciones de baja luz, entre otras muchas características. Para hacerse una idea de la variedad existente en el mercado, oscilan entre los 50 y los 2.000 euros la unidad (e incluso superior), en función de la especialidad de la cámara y sus valores en especificación técnica.

Es cierto que el precio de estos componentes ha ido disminuyendo a medida que las marcas chinas fueron entrando en el mercado. Siendo esto una realidad, es compatible con que marcas del país asiático han conformado gamas con altos estándares de calidad.

En este sentido, por indicar algunos precios, unas cámaras de características estándar, habituales en comunidades o empresas, pueden obtenerse por unos 150 euros con instalación incluida y en un nivel superior de prestaciones se encuentran equipos desde 200 a 300 euros, en adelante.