Aziz Fatihi: «Intenté cruzar la frontera bajo un camión 34 veces, la primera con 8 años»

Pablo Portabales
Pablo Portabales A CORUÑA

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Resiste cada día en su lugar de trabajo: es empleado de una jamonería, pero no come carne de cerdo

18 mar 2018 . Actualizado a las 08:50 h.

Trabaja en una jamonería pero no come carne de cerdo. «Suelo decir que el jamón de bellota sí lo tomo, pero es por vacilar», comenta. No es la única contestación que tiene reservada para momentos determinados. «El otro día vino Feijoo a la tienda y me preguntó de dónde era, le dije que de Carballo. Se lo suelo decir a la gente», relata sonriente Aziz Fatihi. Me enseña su DNI español para que me resulte fácil escribir el nombre completo Abdelaziz Fatihi Chhima. «Me llaman morito, Mohamed, Hasan, pero de cachondeo. No me importa si es en ese tono. Una vez en un partido un jugador me llamó moro de mierda y le di un manotazo. Me suspendieron 14 partidos. Si me pasase ahora no entraría en la provocación», asegura este marroquí que en su estado de guasap tiene escrito Vuela alto pero procura amarrar bien tus alas.

Aziz casi vuela cuando disputa una carrera. Se pone a calcular las veces que ganó y no es capaz. «De Coruña Corre el año pasado, seis pruebas, el anterior creo que siete. Desde 1.500 hasta 10.000 corro todo y en localidades como Carballo o Sada, donde gané tres años seguidos. Y tengo ocho podios en los campeonatos gallegos», intenta resumir. «En casa ya no me caben los trofeos», afirma este joven de 25 años que ha vivido experiencias en su vida que te dejan con la boca abierta.

Limpieza de sepia

Charlamos en el bar La Dársena del Parrote. Es un sitio con una magia única. Pide un café. «Tomo bastantes. Solos, porque la leche no es buena para un deportista». Empezó a trabajar en La Leonesa de la Ciudad Vieja hace casi tres años. Conoció a Bernardo, su propietario, gracias al atletismo, y ahora es su jefe y entrenador. Pero en este 2018 hace una década que llegó a nuestra ciudad tras un periplo impropio de un chaval. «Unos amigos me hablaron muy bien del centro San José de Calasanz, que está enfrente del Materno», recuerda sobre las razones de su llegada a Galicia. Nació a unos 60 kilómetros de Marrakech y desde muy pequeño tuvo claro que allí no se iba a quedar. «Tenía más miedo a la patera que a los bajos de un camión. Vi a chavales congelados o aplastados bajo los neumáticos, pero yo estudié la manera de salir. Estaba en Tánger y durante seis años lo intenté 34 veces, la primera cuando tenía 8 años. Incluso llegué a Ámsterdam con otras personas en un contenedor, pero nos cogieron y me mandaron de vuelta a Casablanca», relata. Se queda frío el café escribiendo la cantidad de historias y anécdotas que me cuenta. Del día que logró por fin saltar todos los controles y aduanas recuerda que «casi no sabía ni hablar. En una tienda de Algeciras me dieron comida y no me cobraron y un colombiano me compró ropa y me llevó a casa con sus hijos. Me pagó el bus a Almería, donde estuve unos meses trabajando con la fruta. Perdí su teléfono para poder darle las gracias», recuerda. Tras vivir en varios lugares se instaló en A Coruña. Consiguió diplomas de encofrador, soldador y trabajó en una empresa de reparto de publicidad y en el puerto de Sada limpiando sepia.

Todo menos Rock&Roll

Le gusta el fútbol. Es del Barça y del Dépor. Ayer regresó a las carreras tras superar una lesión en el gemelo. Participó en el 10.000 de Laredo. «El más rápido del mundo». Ahora no tiene novia. «Tengo amigas. Claro que algún día me gustaría tener hijos», confiesa Aziz, que reconoce que cuando sale se toma alguna cerveza aunque no se salta el Ramadán. Aprecia la comida gallega. Pero su plato favorito es el cuscús. Pesa 58 kilos y entrena cinco días a la semana. Escucha todo tipo de música. «Hasta ópera. De todo menos Rock & Roll», asegura este simpático marroquí que se siente a gusto en A Coruña. «Aquí todo el mundo me conoce y no percibo rechazo. En España somos 4 millones de personas de mi país y no tenemos por qué pagar todos por unos pocos», reflexiona.