Asaltan tres viviendas en la zona de Meirás para llevarse joyas y dinero

Dolores Vázquez SADA / LA VOZ

A CORUÑA

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Los robos se produjeron de día, de manera consecutiva y cuando las casas estaban vacías

18 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La zona de Meirás volvió a ser objetivo de los cacos el pasado martes. Actuaron en horario diurno, aprovechando que no había nadie en casa y el botín fue claro, joyas y dinero. Asaltaron de manera consecutiva tres viviendas en la misma tarde, según reconoció la Guardia Civil a una de las víctimas.

Uno de los robos se produjo en la urbanización Souto da Igrexa, en un chalé adosado situado en una zona con poco tránsito y en el que vive de alquiler una pareja desde hace dos años. «Salimos de casa a las diez de la mañana y yo llegué de trabajar a las nueve de la noche, entré por el garaje y vi que un cajón del armario de la entrada estaba en el suelo, me extrañó, pero lo volví a meter. Luego miré hacia la habitación y vi la ventana abierta, estaba hablando con mi madre por teléfono y me recomendó salir de la casa», relató. Lo que hizo fue volver al coche y llamó a su pareja, que le aconsejó avisar al vecino para entrar en casa y así hizo. «Ya vi que estaba todo revuelto, quitaron los cajones, pero destrozo no hicieron mucho, lo dejaron en cuando llegaron a lo que les interesaba, que era el dinero y las joyas», estima, cifrando las pérdidas en unos 6.500 euros.

«Acertaron en lo que se llevaron, cogieron un anillo que valía mucho y un brazalete de oro blanco y brillantes que fue con el que me casé», explica. «Coincidió que con el tema de las Navidades tenía dinero en casa, unos 2.500 euros, mi pareja casi me mata por tener tanto», apostilla.

La casa cuenta con alarma y cámaras, pero no están conectadas. «Yo soy muy confiada», reconoce esta mujer, que asegura que por las señales que dejaron en las ventanas intentaron entrar dos habitaciones, pero finalmente accedieron a la vivienda tras subirse a una hamaca y romper un cristal de la ventana del baño.

«Yo creo que uno debía estar abajo y otro arriba y cuando encontró lo que quiso salieron por patas, porque no miraron, tenía 60 euros en la mesa del salón y no los cogieron, debieron de salir escopeteados», dice, aseguraron que solo desea «recuperar algo, todo ya no cuento», afirma resignada.

Otro de los asaltos se registró en la misma zona, donde según relataron las víctimas rompieron también un cristal para acceder a la vivienda y revolvieron todos los armarios. «Querían xoias e cartos, e deixaron tabletas e cámaras de fotos», explicó el propietario, que reclama más seguridad para la zona. Además, alertó a la Asociación de Vecinos de Meirás para que sirviese de aviso y se extremen las medidas de seguridad. Otro asalto se produjo en un chalé próximo a la urbanización La Soleada, a las tres de la tarde, y pese a cuentan con un perro en la finca.

«Estos robos coinciden en la época que sucedieron los del año pasado», señalaba ayer la presidenta de la asociación de vecinos San Martín de Meirás, Mar Fernández Linares, que ya había alertado a los vecinos porque en las últimas semanas detectaron que había personas, que se identificaban como Testigos de Jehová, que visitaban casas el mismo día a horas diferentes.

Aunque este tipo de sucesos en el rural es competencia de la Guardia Civil, desde la Policía Local se indicó ayer que no se ha detectado ningún repunte de la delincuencia en el municipio y consideraron que estos asaltos son sucesos puntuales.

«Estráñame o atrevemento»

Para los ladrones, la casa del cura y la iglesia de Meirás son un objetivo recurrente. La primera vez, hace tres años, entraron por la iglesia, por una vidriera, y el párroco, Luis Bao, decidió instalar una alarma. «Levaran moitas cousas de metal», recuerda el sacerdote. La segunda vez, ya se activó la alarma y solo hubo que lamentar los destrozos. Hace mes y medio, destrozaron la puerta de entrada para acceder a la vivienda. Las cámaras registraron un único individuo, «pero non se distingue quen é», explica. «Revolveu nos caixóns do despacho, buscaba cartos, pero como non había nada, non levou nada», especifica Bao, que califica de «estraño que foi a plena luz do día, e a casa está preto da casa da cultura, que tiña xente. O que me estrañou foi o atrevemento», dice y cuestiona la insistencia cuando «non hai nada de valor».