Jeremías Barrul: «Lo siento, me equivoqué, no volverá a ocurrir»

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

El joven acusado de autoproclamarse rey de su pueblo pide perdón y evita así su expulsión de Galicia

16 ene 2018 . Actualizado a las 07:48 h.

El coruñés Jeremías Barrul hizo cosas con 21 años que el pueblo gitano solo se lo permite a sus mayores. Como hacer entrega de una cachaba (bastón de mando) al jefe de la Guardia Civil de Galicia en nombre de su comunidad. O agasajar con el mismo regalo a varios alcaldes de la comarca. Este inquieto joven, hijo de Antonio Barrul, al sentirse atacado por parte de algunos patriarcas, explicó que en ningún momento se autoproclamó rey de los gitanos, que esas iniciativas las tomó de manera personal y como fundador de asociación Promesa Gitana Cultural y Ambulante. Pese a todo, algunos patriarcas se reunieron hace un mes y acordaron su destierro, «por faltar al respeto a los mayores». Pero la intervención de Antonio Barrul, padre de Jeremías, calmó los ánimos. Habló con los miembros del cónclave que habían decidido expulsar a su primogénito de Galicia y terminó convenciéndolos de lo contrario. Jeremías, previamente, había pedido perdón «por si alguien se sintió ofendido», pues «no era esa su intención». Y para disculparse tomó como suya la célebre frase del rey emérito don Juan Carlos a su regreso de la caza de elefantes: «Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir».

En este desencuentro que mantuvo dividida y enfrentada a la comunidad gitana coruñesa durante el último mes medió nada menos que Sinaí Giménez, conocido como príncipe de los gitanos. Tras recuperar la libertad el pasado mes de septiembre tras pasar unos meses en prisión por supuesta pertenencia a un grupo criminal dedicado a la extorsión de feriantes, el miembro del clan de los Morones llamó a la paz como presidente de la Sociedad Gitana Española.

Por un lado, exculpó a Jeremías. En opinión de Sinaí, le traicionó su juventud. Cree que «su corta edad y su inexperiencia le jugaron una mala pasada». Por otra parte, aprovechó para recordarle a todos los gitanos de Galicia que «los únicos representantes legales de la comunidad gitana son la familia del tío Antonio y la del tío Ramón, que llegaron hace 250 años». Dicho de otra manera, mandan los Morones.