Dos años sin mantenimiento en As Ánimas

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ANGEL MANSO

En San Antón conviven señales confusas, pintura deteriorada y firme en mal estado

26 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la apertura al tráfico del túnel del Parrote, la hasta entonces tranquila rotonda de As Ánimas, frente al castillo de San Antón, se convirtió en uno de los nodos principales de acceso a la ciudad. Miles de vehículos llegan cada día a ese punto, que también iba a ser mejorado, en consonancia con su nuevo papel en el tráfico urbano, con unas obras por las que hoy se sigue esperando.

Quien conozca ese punto todavía puede entenderse. Pero para quien llegue allí por primera vez, ese lugar es un caos. El renovado Parrote da paso, sin transición, a una rotonda descuidada, con el asfalto en mal estado y una mezcla de señalización horizontal en la calzada, superpuesta y semiborrada, que es difícil entender.

Aletas de plástico azul amontonadas y rotas despistan al conductor: no se sabe si tienen algún uso. Las señales tampoco se salvan y quien accede desde el Abente y Lago y gira hacia el Arqueológico se topa, en el cruce, con un poste con el indicador arrancado. ¿Sería para algo? No son mucho mejores las indicaciones que dirigen hacia la salida de la ciudad y al párking. Muchos tienen dudas sobre el camino a seguir para entrar en el túnel, pero peor es llegar desde allí al aparcamiento subterráneo: hay que meterse por el nuevo paseo y cruzar antes un carril transitado para llegar a él.

En la rotonda no se sabe quién tiene preferencia y quién no y tampoco se sabe si se puede o no aparcar allí. En un ejercicio de interpretación podría deducirse que está prohibido. Dos señales amarradas una a la otra así parecen indicarlo, pero en ambas hay mensajes escritos a mano. Una dice «giro bus», mientras que el otro disco de prohibido, con una flecha que señala hacia el mar, pone «grúa». Los coches no aparcan cerca de esos discos, pero sí lo hacen sobre los restos del carril bici que enlaza el Parrote con el paseo hacia la Maestranza: allí los ciclistas tienen que salir a la calzada para sortear los coches. Enfrente, junto al cierre de La Solana, los vehículos estacionan sobre lo que queda de la vieja parada del tranvía.

En San Antón siguen también las viejas vías, fuera de servicio desde hace una década y propiciando resbalones. La semana pasada decía el concejal de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, que les gustaría retomar ese medio de transporte, pero que resulta muy caro y por ahora no está en la agenda. También decía que las políticas municipales pasan por fomentar los desplazamientos a pie o en bici y limitar los que se producen en vehículo privado, con el fin de conseguir una ciudad más amable.

Tal vez ese argumento explique el estado de abandono del nodo de San Antón. Sin embargo, los pasos de peatones y los carriles bici no están en mejor situación en ese lugar. Los desperfectos, además, se extienden desde allí hacia el inicio del dique.