«Si escuchásemos más a los niños, le iría mejor a nuestra sociedad»

Loreto Silvoso
Loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

El galardón del Premio Emprende ha sido como «una palmadita en la espalda»

17 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Si algo ha aprendido en la vida Noemí Bellas (A Coruña, 1989) es que nunca hay que tirar la toalla. Esta emprendedora nata siempre supo que su escuela de valientes había nacido para quedarse. Sí, se ha sentido incomprendida con el método Líbolis y todavía no es del todo profeta en su tierra, pero, a día de hoy, ya son 1.320 chavales los que han pasado por esos talleres de ideas. Son los niños makers, que hacen y crean cosas.

-De buenas a primeras, cuesta un poco entender qué es Líbolis. ¿Quién captó antes la idea: los padres, los colegios o los niños?

-Los niños y las empresas. A día de hoy, lo que más hacemos es trabajar con firmas como Disashop, Abanca, R Cable, Gadisa, la Cámara de Comercio, Marineda City, la Diputación, la Xunta... Y algunos centros educativos.

-¿Ha sido llegar y besar el santo?

-En absoluto. Me pasé años yendo a todos los eventos y cursos que podía para dar a conocer Líbolis; he invitado muchas veces a tomar café a quienquiera que estuviese dispuesto a conocer mi proyecto; y no me perdía ningún networking. Algunos se obligan a ir a estas cosas y yo, en cambio, ¡me tengo que desintoxicar!

-Al menos, acaba de recibir el reconocimiento de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE).

-Sí. Ha sido como una palmadita en la espalda. Me ha hecho ilusión que fuera el accésit a la innovación. Eso no me lo esperaba.

-¿Por qué? Una escuela de pequeños emprendedores parece algo bastante innovador.

-Porque, normalmente, la innovación se asocia a la tecnología y, en realidad, hay muchas tipologías. No todas las innovaciones son tecnológicas.

-Lo suyo es más un laboratorio de ideas para niños.

-Exacto. Les proponemos retos para que aprendan a solucionar problemas y a tratar con las personas. Al fin y al cabo, eso es lo que nos toca hacer a todos en la vida, ¿no? Pues así ya van preparados para ello.

-¿Cómo son los niños Líbolis?

-No miran en lineal. Hacen conexiones. Saben que, aunque estudien Derecho no tienen por qué acabar siendo abogados. Tienen claro que se van a dedicar a solucionar problemas. Son niños activos, despiertos, curiosos... -¿Se ha sentido incomprendida?

-Empecé con esto a los 24 años [ahora tiene 28] y he tenido muchas dificultades de comercialización. Vale, era el mercado, que no estaba preparado para el producto, pero insistí. ¡El pasado enero me entrevistó la revista Forbes!

-¿Qué se aprende de los niños valientes?

-Si escuchásemos más a los niños, a nuestra sociedad le iría mejor. Yo me asombro día a día con la calidad de sus ideas.

-Dígame una buena.

-Un sistema con códigos QR para que los clientes del Marineda City no carguen con las bolsas. Luego escaneabas tu móvil y te las llevaban a un punto de recogida con una cinta transportadora. Bueno, pues meses después, Amancio Ortega puso en marcha un sistema de recogida similar.

-¿Qué le dicen los padres?

-«Me hablaron muy bien de Líbolis, pero no sé de qué va». Esa frase se repite mucho. Se lo explicamos, los apuntan y el último día alucinan con los resultados; ven que sus hijos no se quieren ir. Algunos, incluso, nos utilizan como castigo: «Que no vas a Líbolis, ¡eeh!» [risas].

«Hay que entrenar a los chavales para que sean capaces de generar ideas»

En vez de enmarcar frases de Tagore en sus apuntes del instituto, la Noemí Bellas adolescente prefería dibujar logotipos de las empresas que algún día crearía. Ahora ha hecho realidad su sueño con su premiada Líbolis, la primera escuela de emprendedores para niños.

-¿En qué se basa su método?

-Esto es un espacio de empoderamiento para los niños. Trabajamos con ellos las habilidades y competencias que están ligadas a una persona emprendedora, entendida como una persona que es capaz de generar ideas; no en el sentido empresarial.

-¿Mejor escuela de valientes que de emprendedores, entonces?

-Sí. Si no, los clientes se imaginan a los niños con un maletín de ejecutivos. Y Líbolis no es eso.

-Así que busca formar a niños emprendedores, que no empresarios. ¿Por qué?

-Porque siempre lo vi como algo totalmente necesario y que no se hacía en el sistema educativo.

-Hay niños empoderados de más. ¿Qué hacemos con ellos?

-Esos son los niños tiranos. Yo no les digo que son los mejores. Les explico que, trabajando duro y con esfuerzo, pueden llegar a hacer grandes cosas.

-¿Qué habilidades adquieren?

-Las que te piden en cualquier entrevista de trabajo: ¿Sabe hablar en público? ¿Gestionar ideas o el fracaso? ¿Generar proyectos?

-Y usted vio que lo que le pedían en las entrevistas de trabajo, no aparecía en su currículo.

-Exacto. O yo me perdí la clase ese día o ni rastro del tema. Y soy del 89. Si en mi generación esto ya es algo de vital importancia, los niños de ahora, cuando vayan a trabajar no van a utilizar ningún contenido de lo que dan ahora. Habrá que prepararles para saber buscar lo que necesitan. Al final, cualquiera en una oficina se pasa el día solucionando problemas.

Emprendedora. Laboratorio de ideas. Premio.

Emprendedora. Pocas coruñesas pueden presumir de haber creado un método. Noemí Bellas lo hizo con Líbolis a los 24 años.

Laboratorio de ideas. «Planteamos retos a los niños. Ellos tienen que crear la idea, aprender a trabajar en grupo, no desesperarse si les sale mal y saber cómo comunicarlo a los demás».

Premio. Recibió el accésit a la innovación dentro del Premio Emprende 2017.