Una obra impide el acceso a un centro para ancianos de movilidad reducida

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

La asociación presentó una queja en el registro municipal para exigir una solución

15 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En un ejercicio de improvisación supina, una obra promovida por el Ayuntamiento para, entre otros fines, mejorar los accesos a un centro para ancianos con movilidad reducida impide desde hace días la llegada de esos mayores al centro en cuestión. Olga Pedre, presidenta de la Asociación Asistencia Galega de Servizos á Dependencia (Agasdep), que gestiona las instalaciones, ubicadas en la esquina de la ronda de Outeiro con la calle de la Merced, presentó una reclamación en el registro municipal, en la que hace constar que a causa de los trabajos de reforma de las aceras y de señalización del tráfico «é imposible acceder a esta área de fortes pendentes e sen alternativa de acceso por parte de transportes adaptados».

Al complejo asistencial, abierto de 9.00 a 21.00 horas, acuden a diario cerca de 60 personas, algunas en coches particulares de los familiares y la mayoría en un microbús que la asociación adquirió con una ayuda económica de Hijos de Rivera y que entre idas y vueltas se detiene ocho veces al día delante del edificio para dejar o recoger a los usuarios. Más de la mitad se mueven en silla de ruedas o apoyados en un andador o un bastón. La edad media de las mujeres es 88 años.

Calle en pendiente

«La calle ya es difícil, pero cuando este lunes la obra llegó a nuestra acera y uno de los carriles de circulación quedó anulado y pusieron las rampas metálicas para los peatones... Los coches sin sitio para parar y dejar a los ancianos, las vallas tiradas, justo se puso a llover después de tantos meses... Fue tan caótico que a punto estuvimos de llamar a la policía», explica la responsable del centro. Aquel día la obra impidió llegar a varias personas, entre ellas, una anciana «de 90 kilos a la que suele traer su marido, que es quien la cuida». Entonces Olga Pedre decidió sentarse en una silla de ruedas en el umbral e invitar a una trabajadora con responsabilidad en la obra a que la empujase. «Me puse allí delante y le dije: ‘Llévame desde la puerta de mi centro a la ronda de Outeiro sin matarme... ¿verdad que es imposible?’. ‘Sí, es verdad’, me dijo. Echaron hormigón para salvar un poco la pendiente y así seguimos».

En su reclamación, la presidenta de Agasdep pide al gobierno local que resuelva con carácter de urgencia «esta situación puntual que pode provocar situacións perigosas cos usuarios do centro e os veciños» y se adelanta al estado en que se encontrarán cuando finalicen los trabajos y ya no dispongan de rampas, pero tampoco de plazas de estacionamiento limitado para el traslado de los ancianos dependientes. «Tal como nos veu informando a encargada da obra non se contempla o acceso de persoas de mobilidade reducida nin espazo de aparcamento temporal», argumenta Pedre, que no está conforme con la solución que le avanzaron desde María Pita para subir y bajar a los usuarios en un punto de la calle de la Merced -estrecha y de dirección única- desde el que no podrían acceder a la acera y, en consecuencia, los obligaría a retroceder unos metros con los ancianos en silla o andador por la misma calzada hasta el paso de peatones situado delante del centro. Un trabajador aseguró ayer a pie de obra, sin embargo, que una vez terminados los trabajos será cuando se aborde el plan de señalización, incluyendo las plazas reservadas, si las hubiera.