«Llevamos mucha rabia acumulada», dicen los vecinos de Fernando Macías

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Los propietarios del edificio amenazado rompen su silencio, reconocen la ilegalidad de la licencia, pero confían en una solución técnica que evite el derribo completo

08 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Pese a todo lo que se les vino encima, los propietarios del edificio de Fernando Macías, antes conocido como Conde de Fenosa, han preferido permanecer 20 años en silencio. Dejando que fueran sus abogados, los de Fadesa o los de la asesoría jurídica del Ayuntamiento quienes hablaran por ellos ante los tribunales. Nada de salir en medios de comunicación. Pero, para muchos, eso se acabó. «Llevamos mucha rabia acumulada», dice uno de los afectados, que ahora ya se despacha a gusto contra el denunciante, el arquitecto Valentín Souto, el hombre que lleva gastado un tercio de su vida y mucho dinero, tal y como reconoció, en hacer cumplir las sentencias y que el inmueble se derribe.

«¿Por qué lo hace? ¿Sabe el daño que hizo y está haciendo a más de cien familias con su tozudez? ¿Le merece la pena poner en riesgo la economía municipal?». Las preguntas las hace José Juan González, inquilino del edificio. Hace suyo el adjetivo que empleó el jueves contra el denunciante otro vecino, el médico Francisco Martelo, que lo llamó «hombre frustrado». Preguntado ayer el administrador de la finca, Juan José Castelo, por sus palabras en el debate, prefirió volver al silencio. Ayer afirmó que no se le está permitido hablar. Quien sí lo hace es otra inquilina, Teresa Perdigón, que recuerda todos los perjuicios que les ha causado la demanda contenciosa para los propietarios. Más allá de desvelos y preocupaciones, el hecho de que la sentencia de demolición esté inscrita en el Registro de la Propiedad «nos impide vender. Como si fuéramos dueños de un castillo de naipes», lamenta.

Dolores García-Rey, como el resto, sabe que la licencia otorgada por el Ayuntamiento y que «nos llevó a esta situación sin comerlo ni beberlo», es ilegal. «No se hicieron bien las cosas, pero no fuimos nosotros, que somos las víctimas». Sus vecinos apuestan por una solución técnica, por un derribo parcial. «Y si no, que nos indemnicen y nos vamos», declara.

Sobre el recurso de amparo al Constitucional, todavía no se presentó y no es seguro que se haga. Por el momento «es una posibilidad que está ahí», añade.

«Yo no soy su enemigo. Solo quiero que ilegalidades como esta no se repitan»

El arquitecto Valentín Souto entiende, como así lo reconoció el jueves, que los propietarios no lo comprendan. Y pese a que él los comprende a ellos, no puede hacer más que velar para que se cumpla la ley, y que desaparezcan para siempre «esas oligarquías» que hacían y deshacían a su antojo saltándose la ley. «Yo no soy su enemigo. Solo quiero que ilegalidades como esta no se repitan», dijo. Después de que diferentes instancias judiciales le dieran la razón y ver que no se cumple la ejecución de la sentencia, se pregunta si los otros «están esperando a que me muera o arruine».