El fin de la campaña del IBI mantiene a los contribuyentes a pie de ventanilla

M. C. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

La falta de servicio de información eleva el tiempo de espera en A Franxa, ya alto

15 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy termina el período voluntario para pagar el IBI, o contribución, el impuesto que efectivamente más contribuye a las arcas municipales (59,4 millones de euros, según la previsión para el 2017). También hoy comienza el plazo para abonar el impuesto de actividades económicas (IAE) -otro peso pesado del fisco con una aportación de 12,3 millones-, al igual que las tasas municipales de recogida de basuras, alcantarillado, cementerio y vados. Y con el gravamen a los vehículos de motor, el rodaje, ya recaudado en marzo y abril (11,8 millones), el calendario fiscal entra en la recta final de un año que trajo novedades -el adelanto de la campaña del IBI, el impulso a los pagos fraccionados- todavía por asentar en las costumbres de ventanilla.

«La gente tarda en asimilar los cambios», apuntaba a las 13.30 horas de ayer una funcionaria desde el otro lado del mostrador en la sede económica de la calle de A Franxa. Era la hora de cierre en verano (hoy cambia) y la máquina que dispensa los números para esperar turno avisaba de que había 26 personas delante. «Ayer eran el doble», calculó José Manuel Rey Penabad, jefe de los ocho conserjes que trabajan en el edificio, sin entender la predilección de la gente por el Registro de A Franxa. «Hay oficinas en María Pita, en Urbanismo, en el Fórum... Pues la mayoría viene aquí», anota el trabajador, que explica la afluencia por el gusto por el cuño y el trato personal, y las reticencias a la domiciliación y el pago fraccionado, no solo de la población más envejecida -«porque los tiempos de tu dinero los manejas tú», dice-, al tiempo que va dejando caer sugerencias para mejorar la atención: «Estamos a tope», «el espacio es pequeño», «el método del mostrador podría revisarse», «habría que adecentar las salas», «los funcionarios son los que son»... Solo entre enero y marzo, dice, afloja el movimiento.

Información y paciencia

Entre los ciudadanos al menos ayer la paciencia era un bien abundante. Elvira Pazos tenía que hacer trámites en el registro y en recaudación. Sacó dos números, se quedó dormida esperando, madruga mucho, perdió su número, la dejaron colarse, cuando obtuvo el recibo que necesitaba el otro número ya había pasado. Dijo que volvería hoy.

La peripecia de Teresa Allegue fue un calco de lo que un funcionario describió después como algo habitual y penoso. «No hay punto de información al ciudadano. Mientras atiendes a una persona puedes tener a dos o tres preguntándote por detrás, puede que a gritos. Pero la mayoría coge su número y espera educadamente, media hora, una hora o lo que haga falta. Cuando llegan al mostrador y hacen la consulta, a muchos tienes que decirles que no es aquí donde tienen que resolver el trámite y que tienen que ir a la sala de enfrente, volver a coger otro número y seguir esperando. Es así. La atención al ciudadano debería ser la niña bonita de los ayuntamientos, pero es así».

A la Oficina de Recaudación se va a recoger recibos de impuestos, tasas, multas, a pagarlos a las cajas y también a tratar embargos, discretamente, en zona reservada, si es necesario. Al Registro, en la práctica, a todo lo demás: domiciliaciones, cambios de titular, aplazamientos, licencias de ocupación de vía para instalar andamios, abrir zanjas, solicitudes de carga y descarga, aperturas de nichos, inscripciones de perros peligrosos, trámites relacionados con todas las licencias y tasas no urbanísticas, y solicitud de información.