Si quiere usted una hamburguesa, introduzca aquí su moneda

p. santiago / c. a. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ANGEL MANSO

Varias decenas de máquinas expendedoras funcionan las 24 horas en la ciudad

21 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El escritor y periodista Manuel Guisande asegura que las ciudades gallegas están «americanizadas». Aunque no hace falta cruzar el charco para encontrarse con urbes en las que triunfa el autoservicio, es bien cierto que en A Coruña este modelo ha ido ganando terreno año tras año. Lo imponen franquicias que van más allá de McDonald’s o Burger King. Franquicias de las que también se puede obtener una hamburguesa, pero de una forma menos convencional, y que suponen una alternativa de poca inversión para propietarios de locales sin uso.

Se trata de las máquinas expendedoras 24 horas, un modelo de negocio con nombre propio, vending al público, y que está volviéndose tan habitual como su mellizo, el vending cautivo, que coloca sus máquinas de venta en el interior de empresas e instituciones. La ronda de Outeiro, la calle Orzán, la avenida de Oza o Panaderas (por partida doble) son solo algunas ubicaciones de decenas de expendedoras que venden desde macarrones a la boloñesa hasta gofres con chocolate a lo largo de la ciudad. Entre los clásicos snacks, refrescos y productos eróticos, se cuelan bocadillos calientes, kebabs y lasaña.

«Son los nuevos Compro Oro», bromea Alejandra, que confiesa que alguna vez ha recurrido al bocadillo de tortilla de estas máquinas. Marcos, de la empresa distribuidora Sector Vending, señala que los productos se reponen más o menos cada dos semanas, y que en la provincia de A Coruña cuentan con alrededor de 250 máquinas.

La simplicidad, la inmediatez, la proximidad al cliente, el amplio horario de funcionamiento y la variedad de la oferta de las expendedoras, que contemplan precios elevados, pero socorridos para situaciones de emergencia o inanición posfiesta, llevan a que se asienten como modelo de negocio en un mercado propenso al cambio.

Además, la quiebra de algunos locales, que buscan alternativas asequibles para sobrevivir, encuentra en las máquinas una baja inversión, la necesidad de poco espacio y apenas tiempo de dedicación para su mantenimiento, factores que contribuyen al éxito del modelo.

Y es que lo importante en el negocio parecen ser las buenas elecciones, tanto de la ubicación como de la oferta de productos. Con todo, la mayoría no se atreve con la lasaña. «Para nada, y más yo que soy cocinero. Puedo coger una botella de agua o alguna bobada, pero muy de vez en cuando», señala Rubén, pillado con las manos en la masa. Lo que parece evidente es que funcionar, funcionan.

Locales con hasta seis máquinas en su interior, carteles llamativos, videovigilancia y resguardo contra la lluvia son cada vez más frecuentes en la ciudad. Algunos incluso disponen en ellos de mesas y papeleras para facilitar el consumo de una clientela que, aunque en la sombra, acude a la oferta de estas máquinas hasta el punto de hacerlas rentables.