Los visitantes denuncian que el camposanto, uno de los históricos de España, carece de mantenimiento. A los desperfectos se suma la maleza que invade zonas de tumbas
25 jul 2017 . Actualizado a las 13:23 h.Doscientos años de enterramientos. En el dintel de entrada del camposanto de San Amaro aparece el año de su construcción, el 1812, aunque las inhumaciones comenzaron algo más tarde, cuenta el historiador Jesús Martínez. Dice este cronista que el cementerio coruñés «es una joya como pocas hay en España. Uno de los cementerios históricos más importantes. Una reliquia», subraya Martínez.
Pero este histórico tesoro «se está deteriorando cada día que pasa», cuenta Sonia, una mujer que ayer fue llevar flores a sus allegados. No solamente son los que allí tienen enterrados a sus seres queridos, sino también los que visitan un referente de la ciudad los que critican cómo se encuentra el camposanto, que llama ahora más la atención al crecer de forma incontrolada la maleza entre algunas tumbas.
Denuncian el mal estado del piso que comunica cada uno de los sectores del cementerio. «Comenzó habiendo pequeños agujeros y ahora ya son baches», dicen los visitantes. «Los que más frecuentamos los nichos y las tumbas somos los de más edad y ya no es el primero que se cae por los destrozos de los viales», indica Flor López.
Tampoco gusta a los visitantes el estado en que se encuentran la mayoría de las cornisas de los panteones: «Las malas hierbas invaden las lápidas superiores de cada fila de nichos, y en algún caso alcanzan los inferiores», indicó Saúl Parrado, que ayer visitaba el nicho de sus padres. Las denuncias también se centran en el estado de las papeleras: «Un gran número de ellas están rotas y no se reponen a pesar de que el Ayuntamiento conoce los desperfectos».
El crecimiento de la hierba en la zona en la que se encuentra la escultura en memoria de los muertos en el accidente aéreo de Montrove, en agosto de 1973, también es fruto de las denuncias. «E doe moito, que ao lado desta parcela estean enterrados aqueles finados que ninguén reclamou. Da mesma forma continúan abandonados».