Las islas de San Pedro, una riqueza pesquera, marisquera y cultural

Emiliano Mouzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CARLOS FERNANDEZ SOUSA

Los colectivos marineros aplauden que la Xunta las declarare espacio natural protegido

30 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La Xunta está dando los últimos pasos para declarar las islas de San Pedro espacio natural de interés local protegido. El último trámite, el de someter a información pública esta iniciativa, salió el pasado miércoles en el Diario Oficial de Galicia (DOG).

 Hasta este momento la Consellería de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio «tendrá el canal abierto para que lleve a cabo tan importante iniciativa», indicaron distintos miembros de asociaciones ecologistas, de mariscadores y pescadores y de las asociaciones vecinales.

Destaca la enorme satisfacción que la resolución del gobierno de la Xunta significó entre los marineros y los mariscadores. Dicen los miembros de ambos sectores que si se lleva a cabo la decisión «estaríamos falando de velar por unha das zonas máis ricas en canto a marisqueo e pesca da nosa costa», indicaron desde la Asociación de Percebeiros de la Cofradía Coruñesa.

Luis, uno de los miembros del colectivo, recordó que el percebe que abunda en las islas «y en los islotes al norte de ellas, es uno de los mejores de la costa gallega». Destaca Luis la calidad del marisco de la piedra Bergantín, de la Cornadilla, del Faroleiro, de Tralapedra, O Maragoteiro, de A Costa Brava...: «No hay percebe como ese». Y cree Luis que si se reconocen las islas y su entorno como espacio natural protegido «se incrementará la vigilancia, se evitará el furtivismo y toda la riqueza que dan esas piedras continuará siendo el motor económico de muchas familias».

Erizo, robaliza, algas y miñocas

Pero las islas y los islotes de San Pedro no solo producen percebe, «y del bueno». Dicen los profesionales que el mar que rodea esas piedras es un auténtico criadero de distintas especies.

Destacan los profesionales del mar, y también los pescadores deportivos, que en el entorno de esas piedras se dan todo tipo de peces y mariscos. «Largamos o aparello e sempre pescamos: robalizas, barbos (salmonetes), e incluso hai un plan de explotación para a recolleita de gavilán (un tipo de lombriz de mar)», asegura un profesional.

El paso hacia las piedras

Cuando la bajamar es buena también pasan desde el continente a las islas aquellos marineros jubilados que aún continúan siendo hombres de mar. Con sus raños (una barra de acero que termina en curva) buscan las furnas (cuevas) donde viven los pulpos y los congrios. Lapas, minchas... y hasta aquellos autorizados recogen algas para enviar a las factorías donde las tratan para el consumo humano, sobre todo para la cosmética y para elaborar gelatinas.

El achique de los pozos (las lagunas que quedan cuando baja la marea) con cubos también da sus frutos: «Sempre logramos coller algún lorcho, unha necoriña e hasta bois», dijo un aficionado.