Alertan del peligro de derrumbe en los acantilados de la playa de Espiñeiro

Elena Silveira
Elena Silveira OLEIROS / LA VOZ

A CORUÑA

ANGEL MANSO

Los vecinos piden que se informe a los usuarios y se tomen medidas de seguridad

28 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Cualquier día se desploma el terreno y ocurre una desgracia». María Cervigón vive con su esposo en el 9 de la rúa de Arán, en Espiñeiro (Mera). La terraza de su casa linda con el acantilado de la playa y, según dice, cada año se desprende más terreno. «Es que ha desaparecido más de un metro de espacio de dominio público. Antes todo esto estaba lleno (dice señalando una mordiente en el barranco) y ahora mira... No tengo terreno que proteja mi propiedad», comenta.

Reclama a las autoridades que actúen y que, al menos en verano, señalicen o vallen la parte de la playa más próxima al acantilado. «Yo tiemblo cada vez que veo a la gente aquí abajo, pegada al talud. Muchas familias vienen a pasar el día, porque es una zona de la playa muy tranquila, donde los niños pueden jugar en el agua, porque casi no hay olas. Pero se ponen aquí, pegados al acantilado, y esto es un peligro. Yo me tengo que ir para no verlo». Explica que, en ocasiones, también advierte a los usuarios del peligro que corren. «Les digo que se cambien de sitio. Que por favor se alejen. Es que cualquier día cae una piedra o cae todo y mata a alguien», insiste.

Informe de estabilidad

Ahora mismo está a la espera de un informe sobre la estabilidad del terreno que dé veracidad a la versión que frece sobre el problema de fondo. «He denunciando a mi vecino porque hizo unas construcciones subterráneas que han afectado al acantilado y por unas escorrentías que proceden de su casa y que vierten hacia la zona que está debajo de mi casa. Yo creo que esa es la causa porque vivimos aquí desde 1988 y hasta que terminaron de hacer la casa de al lado, en 1999, nunca hubo problemas».

Desde la Demarcación de Costas eludieron aclarar si hay o no riesgo de derrumbes y si se deben tomar medidas de seguridad. Tan solo aclararon que no es competencia del Ministerio de Medio Ambiente «dirimir conflictos entre particulares» y que, en todo caso, es responsabilidad de los propietarios colindantes con el dominio público «la obtención de las autorizaciones pertinentes y la ejecución de las obras necesarias para la defensa y adecuada conservación de su propiedad». De hecho, el dueño de la casa adyacente a la de María Cervigón (el número 11 de la rúa de Arán), realizó hace unos años una importante y costosa reparación para lograr la estabilidad de la casa y del talud. También, y pese a las continuas denuncias de su vecina, no fue expedientado por las obras ni por daños en el terreno de dominio público. Al margen de estos litigios entre particulares, María sostiene que es preciso alertar a los usuarios de la playa de Espiñeiro de los riesgos que corren.