Culto a los Kim desde la guardería

Sara R. Estella PEKÍN

A CORUÑA

SARA R. ESTELLA

Millones de niños cantan las glorias de sus líderes mientras pasan hambre

24 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El día en que un niño norcoreano entra en un aula por primera vez, su infancia cae echa añicos. Desde la guardería, los retratos de Kim Il-sung y de Kim Jong-il serán testigos de su aprendizaje en el que el eje principal es conocer la historia y las hazañas de los difuntos dictadores. Con canciones para exaltar las figuras de sus líderes, los niños acaban memorizando la doctrina y la terminología que la propaganda del régimen utiliza para adoctrinar a la población.

«Kim Jong-un trabaja mucho, Kim Jong-un apenas duerme para cuidar a su pueblo y a nosotros los niños. Kim Jong-un siempre nos protege, incluso cuando dormimos», cantan al unísono una veintena de pequeños de entre 4 y 6 años en una de las clases en el orfanato de Piongyang. En los laterales hay varias ilustraciones de coloridos animales vestidos de soldado norcoreano subidos en tanques, lanzando misiles o armados con metralletas.

En el aula contigua, Choi Jeum-ju, de 8 años, comparte pupitre con otra niña de 7. Ambas llevan una suerte de uniforme granate compuesto por un pantalón y una chaqueta con botones hasta el cuello, del que salen dos pequeñas solapas. Mientras su profesora escribe en la pizarra, ellas y sus compañeros de clase clavan sus ojos en una enorme pantalla en la que se suceden lanzamientos de misiles y maniobras de cazas de guerra.

«Tenemos que estar preparados con las mejores armas para aplastar a los imperialistas y a sus títeres», explica la pequeña a este periódico. Según un informe de Naciones Unidas, el adoctrinamiento infantil en Corea del Norte se centra en dos aspectos principalmente: la adoración a los líderes y la exaltación de un continuo estado de guerra. Respuesta tras respuesta, en este orfanato es fácil comprobar ambos aspectos. «Kim Jong-un es como un padre para mí. Su sabiduría nos llevará hasta la victoria final», afirma con rotundidad Choi.

Doctrina y malnutrición

En esa línea de exaltación personalista, hay material educativo específico para los 365 días del año. Cada mañana los profesores enumeran una de las múltiples hazañas que tal día como ese logró el Sol, como denominan a Kim Il-sung, el fundador del régimen. De esta forma, cuando los niños cumplen los 8 años, edad en la que ingresan en la Liga Infantil y su uniforme incorpora un pañuelo rojo al cuello (herencia soviética que también persiste en China), ya conocen de memoria las leyendas que la propaganda ha creado alrededor de su líder y que repetirán a lo largo de toda su vida.

Esa es la realidad para los más de cinco millones de niños menores de 14 años que viven en Corea del Norte. Además de las continúas vulneraciones de derechos fundamentales como la libertad de pensamiento o de expresión, los menores luchan para sobrevivir en las condiciones más adversas. Según el último informe de Unicef, uno de cada cuatro niños norcoreanos padece desnutrición crónica y 200.000 sufren malnutrición aguda. Además, las sequías del 2015 y las fuertes sanciones económicas por sus pruebas de misiles han empeorado aún más la situación del empobrecido país.

«No tenemos nada que envidiar al mundo», canta una pequeña de 12 años en un espectáculo de dos horas que han preparado para los pocos periodistas que excepcionalmente el régimen ha dejado acceder al país. Una declaración de intenciones para ocultar la vulnerabilidad de una sociedad que el régimen utiliza como un batallón para exaltar su poder.