El monte Costa, ocupado tras las obras de ampliación del aeropuerto

JUAN TORREIRO CULLEREDO / LA VOZ

A CORUÑA

EDUARDO PÉREZ

Los propietarios de las fincas piden soluciones a la Diputación

20 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A mediados de abril del 2013 comenzaban los trabajos de extracción de tierra del monte Costa, situado detrás del aeropuerto, en Culleredo, con motivo de la segunda ampliación de la pista de Alvedro. La Diputación, titular de la parcela afectada, se hizo cargo de la actuación a través de la UTE Alvedro-Aeropuerto, formada por las empresas Azvi S.A., Puentes y Calzadas Infraestructuras y Ciser Obras y Servicios S.L., creada para esta labor.

El inicio de los trabajos marcó también el comienzo de un conflicto que se mantiene en el tiempo entre los vecinos de la zona, en Sésamo, propietarios de parcelas en la ladera del monte, con el gobierno provincial, presidido por aquel entonces por el popular Diego Calvo. Los afectados acusaron a Calvo de ocupar terrenos de propiedad privada sin notificar, ni de intentar llegar a un acuerdo sobre la cuantía del importe por las expropiaciones.

Cuatro años después, Javier Deschamps, uno de los propietarios afectados por estos trabajos, afirma que el ente provincial sigue sin prestarles atención.

Sobre la cima del monte Costa, en lo que sería parte de su finca, Javier Deschamps narra el proceso. «Yo me enteré que habían comenzado los trabajos porque me lo dijo un vecino, que vio el trasiego de camiones y maquinaria pesada», recuerda. A pesar de pedir explicaciones a los responsables de la obra por la ocupación y por la falta de información, «en aquel momento nos contestaron que no tenían que pedir permiso a nadie porque la parcela era de la Diputación», señala. El asunto se ha enquistado y el problema para estos vecinos es ahora, cuatro años después, mucho más complejo. «Cuando comenzaron las obras, colocaron un cierre metálico (sigue ahí) para impedir el acceso, pero dentro de nuestras propiedades, destruyendo así las marcas de los lindes de cada finca», comenta Deschamps, «yo tengo dos parcelas y mi hermana, una. Entre las tres propiedades perdimos unos 2.700 metros cuadrados de terreno, unos 7.000 si sumamos las de todos los propietarios», apunta, además de hacer hincapié en la pérdida de valor de los terrenos porque «ahora mismo no sé cuánto miden las fincas. No están cartografiadas».

Sin solución, de momento

Javier Deschamps aclara que el monte está fragmentado en once parcelas, algunas de ellas son de personas mayores «que han dejado de reclamar por pura impotencia». Los vecinos protestaron, litigaron y trataron de buscar acuerdos con los responsables de la Diputación «sin conseguir nada». Hubo dos reuniones con los responsables provinciales de entonces y «solo hay constancia de una de ellas, en un texto manuscrito firmado sin cargo por Luis Jaime Rodríguez como el representante de la Administración».

Los propietarios de las fincas del monte Costa siguen esperando soluciones por parte de la nueva corporación provincial. «Durante este tiempo nadie se puso en contacto con nosotros y solo hemos perdido en este asunto», aludiendo a la pérdida de valor de los terrenos y a la ausencia de una «oferta seria en las expropiaciones; nos ofrecían 7 euros el metro, cuando ahí enfrente [señalando la tercera ronda] pagaron 21. Parece que depende de la Administración que te toque», dejó caer.

Mientras Javier Deschamps hablaba, lo hacía en lo que parecía era el pico del monte «en realidad son los escombros acumulados de la extracción», comenta. Según este afectado, «la gran mayoría de los dos millones de metros cúbicos de tierra retirados siguen aquí debajo» -afirma- «cuando en teoría era para utilizar en relleno de la ampliación de la pista de Alvedro, pero en realidad lo que se llevaron fueron las piedras y rocas, el escombro sigue aquí, criando maleza», se queja.

Abiertos al diálogo

Por su parte, desde la Diputación reconocen el problema generado «durante la gestión del gobierno anterior de Diego Calvo» y aseguran que «a pesar de que la solución parece complicada», intuyen, «estamos abiertos al diálogo y a buscar una solución definitiva para los afectados», comentan con talante conciliador.