Los autores de la reforma de la Marina no aprobaron el banco de la dársena

MONTSE CARNEIRO A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ÁNGEL MANSO

Creus y Carrasco desconocen el proyecto anunciado esta semana por el Ayuntamiento

07 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los arquitectos Juan Creus y Covadonga Carrasco, autores del proyecto que ganó el concurso convocado por el Ayuntamiento para la mejora y humanización de la Marina, no dieron su visto bueno a la instalación de un banco corrido de 300 metros en los dos lados principales de la dársena, como anunció el miércoles el gobierno local cumpliendo la recomendación de sus técnicos, que aconsejaron reforzar la seguridad en la zona del abrigo tras la muerte de dos personas en el último mes.

«Para aprobar o no la actuación tendríamos que conocer el proyecto y no lo conocemos», aseguró Juan Creus, que supo de la iniciativa de colocar una estructura de piedra a tres metros del borde del mar en un encuentro casual con un miembro del equipo de gobierno que le aseguró que la solución es provisional. «Nuestro proyecto va adelante, aunque seguimos a la espera de que se ceda el suelo para poder ejecutarlo», afirma el arquitecto, que reconoce que «conceptualmente» la propuesta del Concello está lejos de la que ellos aportan. Así y todo, fía la validez de la intervención a su provisionalidad y al informe de la Dirección Xeral de Patrimonio, que deberá autorizarla.

El espejo de la dársena

La idea de un banco corrido rompe con una característica original de la dársena desde su diseño en 1907 a cargo del ingeniero Eduardo Vila, a modo de lámina de agua que refleja las galerías de la Marina con un perfil marcadamente horizontal. Esta «unidad paisajística» arraigada en la memoria histórica de los coruñeses, según Carlos Nárdiz, fue junto con el propio cantil el valor a conservar más subrayado por algunos técnicos consultados.

La arquitecta Covadonga Carrasco, que ayer apeló a la responsabilidad individual y opinó que «uno por el mundo tiene que ir atento y no por un camino vallado a ambos lados», se refirió a la solución que proponen para la zona del cantil en el proyecto elegido por el Ayuntamiento, a la que llegaron curiosamente a partir de la idea de acercar a la gente al mar y recuperar los usos de los antiguos puertos. Los ganadores del primer Premio Galego de Arquitectura con la Casa Chao de Corcubión proponen excavar un canal de 1,20 metros de profundidad por 1,80 de ancho a modo de trinchera en los metros anteriores al borde de la dársena con dos gradas de acceso que permitirán dar la espalda al resto de la explanada de la Marina y contemplar el mar semiocultos y parapetados por el actual cantil. «No es una gran obra ni visualmente importante, sino algo mucho más sutil que resuelve cosas. Hubo quejas por el tratamiento homogéneo de la explanada y tratamos de crear un espacio en sí mismo, diferenciado, de espaldas a la ciudad, para permitir otras situaciones en relación con el mar, para sentarse en las gradas, pasear por el canal o apoyarse en el peto del cantil igual que hacían los marineros para ver cómo estaba el mar o cómo entraban y salían los barcos».

Ejecutar esta parte del proyecto, que en su conjunto comprende todo el entorno de la Marina, depende del permiso de la Autoridad Portuaria, organismo propietario del suelo, en zona marítimo terrestre y sometido aquí a una servidumbre de protección de 20 metros a partir de la línea del mar.