¿Y si los jardines de Méndez Núñez pudieran llegar hasta el mar?

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CASTRO PARIS

El plan general contempla esa posibilidad atravesando el muelle de Batería

23 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace casi 150 años un relleno permitió que una ciudad pujante ganase terreno al mar. A Coruña estrenaba Méndez Núñez y montaba su rosaleda en suelo que fue océano y en el que se construirían edificios emblemáticos como la Terraza, el Kiosco Alfonso y el desaparecido hotel Atlántico. Del otro lado, el puerto, con los muelles de Batería y Calvo Sotelo, ultimados en el primer tercio del siglo pasado.

Un siglo y medio después la ciudad tiene una nueva oportunidad de crecer y la partida urbanística se juega en el mismo sitio. Los dos céntricos muelles serán las primeras piezas en moverse. Estaba previsto desde el 2004, se iba a hacer en el 2008 y ahora, con los planes del Puerto de desafectarlos del dominio público, la intención es venderlos para pagar la obra de Langosteira. Falta por definir la fórmula de la transacción y establecer qué partes serán públicas y qué partes privadas. El asunto está pendiente de una reunión a tres bandas entre Ayuntamiento, Puerto y Puertos del Estado. Mientras no haya acuerdo, lo que hay es lo que dice el plan general en vigor, del 2013, que dibuja unos muelles con hasta nueve alturas para uso comercial, con una edificabilidad de 50.000 metros cuadrados en un espacios de unos 65.000, pero que también apunta la expansión de Méndez Núñez hasta el mar.

El plan Busquets

La idea la puso sobre la mesa Joan Busquets en el 2005 y acabó formando parte del planeamiento. El plan también contempla que las zonas verdes crucen una Avenida do Porto que podría discurrir soterrada prácticamente desde la plaza de Ourense.

Abundando en los detalles, el PGOM del 2013 cita también la posibilidad de que desaparezcan algunos de los edificios que hoy hacen de frontera entre la zona portuaria y la ciudad: hay que derribar muros entre Palexco y la Delegación del Gobierno para ampliar la zona urbana ajardinada. Las posibilidades están en el planeamiento, pero aplicarlas es cuestión de quien gobierna.

El gobierno local tampoco quiso ayer avanzar sus planes y tan solo indicó que está trabajando en el proyecto de la fachada marítima. El PP, por su parte, apuntó ayer que su grupo defiende el modelo de la Marina y el Parrote, peatonalizados. «Defendemos un proyecto de ciudad -dicen-, pero hay que ver de qué manera se articula». Creen que hay que preparar un proyecto global y que será en ese ámbito en el que se decidirá qué edificios se tiran y cuáles no.

El PSOE tampoco avanza planes. «Habrá que analizar en el nuevo contexto qué utilidades se pueden dar a los terrenos. Desde luego, habrá lugares en los que sí llegarán las zonas verdes hasta el mar, pero habrá que replantear dónde», dicen desde la agrupación socialista local.

El BNG, por su parte, insiste en la necesidad de mantener usos portuarios y en la importancia de evitar un «pelotazo urbanístico» con ese suelo, pero sobre todo, indican que lo más urgente ahora es aclarar en el planeamiento qué se podrá hacer allí y qué no.

Mucho ruido, ningún cambio

El futuro de la fachada marítima está en la agenda municipal. Desde María Pita llevan meses hablando de la necesidad de que los muelles queden en manos públicas y de que sean para los ciudadanos. Meses de enfrentamiento con la Autoridad Portuaria y de reclamaciones de cesiones. Con todo, recuerdan los nacionalistas, el gobierno local no ha tocado el documento en el que se establece qué se puede hacer en cada lugar de la urbe. El PGOM sigue como estaba.

El BNG cree que la incertidumbre sobre el futuro de los muelles «evidencia a falta dunha proposta de futuro do goberno da Marea e a súa incerteza na xestión de como debe actuar». Recuerda su portavoz, Avia Veira, que el planeamiento contempla «mamotretos» de hasta diez alturas. Lo que se pueda hacer en la zona no depende de que la Autoridad Portuaria venda esos terrenos, sino de lo que permita el Ayuntamiento. El gobierno local, con todo, no ha tocado el PGOM que dejó el PP en el 2013.

Necesidad de apoyos

La Marea puede modificar el plan, pero estando en minoría, necesitaría el apoyo de más concejales en el pleno. El del BNG no les llega y con el PSOE no han sido capaces de alcanzar un acuerdo. A ningún grupo se le ha comunicado la intención de abordar una variación en el plan.

Mientras, el que rige es el que hay, y ahí los jardines de Méndez Núñez llegan hasta el mar, sorteando, eso sí, un centro comercial de hasta nueve plantas en pleno centro.

El Puerto aprobará hoy la paralización de la venta de La Solana y el hotel Finisterre

A las doce y media de esta mañana está previsto que se reúna el consejo de administración de la Autoridad Portuaria, una cita en la que en el orden del día figura la paralización de la subasta del Finisterre y La Solana.

Esos dos bienes forman la primera de las piezas movidas por el Puerto para liberarse de propiedades que no son de uso portuario y conseguir capital para hacer frente a una deuda de más de 310 millones de euros por las obras de Langosteira.

Las discrepancias entre el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria acabaron frenando esa venta, que se para ahora a la espera de un acuerdo entre las dos partes para determinar qué se hace con esos dos complejos.

El gobierno local se mostró en un primer momento dispuesto a comprar por 1,4 millones La Solana, pero María Pita no llegó a más que mostrar su voluntad de adquisición sin poner los medios para ella. En el camino apareció una oferta de 10 millones por las dos propiedades y se inició una guerra entre las dos instituciones.

De hecho, el Puerto decidió en un primer momento seguir adelante con la subasta pese a la oposición no solo de la Marea, sino de toda la corporación.

Volver a negociar

Lo que hoy aprueba el Puerto es algo parecido a lo que aprobó hace algo más de medio año: parar la venta para negociar con el Ayuntamiento. Se hizo en su día y no se llegó a nada. Ahora está pendiente desde hace dos semanas una reunión en la que participará el presidente de Puertos del Estado, José Llorca, para concretar los medios para que el Ayuntamiento logre mantener la gestión pública de la fachada marítima sin tener que renunciar la Autoridad Portuaria a los ingresos previstos por la venta de suelo.

En todo caso, pase lo que pase, ni en La Solana ni en el Finisterre cambiará esencialmente nada hasta dentro de una década. Los dos están actualmente en régimen de concesión, con un contrato en vigor con Inmobiliaria Río Mero -la misma que ofreció 10 millones por las propiedades- y que no vence hasta el 2027.

Así, sea de quien sea el club deportivo y el hotel, el propietario deberá respetar durante 10 años el actual sistema de gestión. Río Mero compró la concesión en el 2014 a otras empresas por 12 millones. El Puerto percibe 97.000 euros anuales en concepto de canon.