La renovación del interior de esta iglesia de las bárbaras ha coincidido con la elección de la misma como la primera capilla de Galicia de Adoración Perpetua, lo que supone que el templo está ahora abierto durante 23 horas al día (de siete a ocho de la tarde está cerrada porque es cuando las monjas, de clausura, hacen la limpieza de la capilla). Esto hace que decenas de personas participen a diario en los diferentes turnos, habitualmente de una hora cada uno, en esta iniciativa que promueve, a petición del papa Francisco, la Comunidad de Misioneros de la Santísima Eucaristía.
La última que profesó los votos fue una religiosa procedente de Senegal
Cerca de la medianoche, una ambulancia llegaba a la plaza de las Bárbaras. Los técnicos bajaban a una monja, mayor, en silla de ruedas. Acababa de recibir el alta en el hospital donde había estado unos días. La acompañaba una joven religiosa de color. Y es que las clarisas son una comunidad de clausura formada por monjas de muy diversas edades. A las que llevan años en el convento se unen otras jóvenes, como es el caso de tres senegalesas, una de las cuales profesó los votos hace unos meses, en una ceremonia pública que tuvo lugar en la iglesia que acaban de reparar. Entre las nuevas vocaciones también se encuentra alguna mujer de la comarca coruñesa que abandonó su profesión para entrar a formar parte de esta comunidad de casi veinte religiosas.