«"Sabor de amor" tiene juegos pornopoéticos que se pueden interpretar de varias maneras»

A CORUÑA

PEPA LOSADA

Danza Invisible actúa el viernes junto a La Guardia, en un concierto a mayor gloria del pop nacional de los 90

27 sep 2016 . Actualizado a las 19:50 h.

El viernes 30 toca ración nostalgia en la sala Pelícano. La ofrecerán Danza Invisible y La Guardia, trasladando en el tiempo a sus seguidores. Las entradas anticipadas cuestan 18 euros (Ticketea).

-Todos piensan en los Danza Invisible de «Sabor de amor». Sin embargo, hay unos anteriores, muy diferentes. ¿Existe una idea equivocada del grupo?

-Sí, pero también creo que Danza Invisible es un poco todo. Es tanto el grupo que empezó, con muchas influencias de The Cure, Simple Minds y Echo & The Bunnymen, como el grupo que luego empezó a hacer sonidos más pop. Hasta en el mismo disco de Sabor de amor hay canciones mucho más emparentadas con esa primera época. Nosotros en definitivamente somos una mezcla de nuestra formación. Al principio nos iba mucho esos sonidos británicos. También Talking Heads, que nos encantaba. Luego nos abrimos a la música de baile de raíz negra y eso incluye todo, el reggae, el ska, todo. Triunfamos con Sabor de amor, que es un tema más anecdótico dentro de nuestra carrera. Pero también sé que de no ser por Sabor de amor a lo mejor no estaba haciendo este entrevista contigo. A saber.

-¿Cómo se lleva con la canción a día de hoy?

-Pasé de odiarla a ahora, que me encanta. Esas cosas ocurren. De repente, le puedes coger manía a una canción porque no entiendes por qué la gente se fija en esa y no en las otras. En este caso es una de las canciones que más rápidamente hemos compuesto jamás.

-¿Sí? Pues la letra contiene unos versos que parecen bastante elaborados.

-Bueno, Sabor de amor tiene juegos pornopoéticos [risas]. La gente me dice si la canción habla del sexo oral. Pues a lo mejor sí, a lo mejor no. Creo que se puede interpretar de varias maneras. La gracia radica en eso. Son imágenes que pueden ir por los dos lados. Puede ser una oda al amor más infantil del mundo o puede ser la guarrada más tremenda de la historia.

-¿Le gusta que siga el suspense en el oyente?

-Claro, la magia de las canciones está ahí. No hay que explicarlas más. Lo decía Bob Dylan de Blowing in the Wind. Podía ser una canción protesta sobre la guerra. Pero también se podía hablar de una relación de pareja.

-Siempre ha llamado la atención que fueran un grupo muy normal en lo estético. ¿Nunca les ha tentado vestirse como estrellas?

-Sí, íbamos como los Pixies ahora. Mi hijo los vio hace poco en Dinamarca y me decía: «Iban vestidos como los pipas» [risas]. Nosotros fuimos parte de la nueva ola española, pero no de la movida madrileña. Tuvimos relación con grupos como Radio Futura, Nacha Pop o Los Secretos, pero no con los grupos más atrevidos estéticamente de todo, como los de Alaska.