La especialización e Internet renuevan la venta de objetos usados

Rodri García A CORUÑA

A CORUÑA

El material deportivo se suma con fuerza a la compraventa, si bien hay productos que pierden su valor en muy pocos meses

28 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El fundador de Ikea reconocía hace poco que siempre ha comprado la ropa de segunda mano. A Coruña cuenta con una larga tradición de establecimientos de este tipo, como los libros y antigüedades de O Recuncho (Ronda de Outeiro, 285). Uno de los primeros fue el Te lo Compro de la calle San José, donde late el corazón de los choqueiros. Allí continúan las cajas llenas de discos de vinilo, los libros de segunda mano y tantos otros objetos icónicos de este tipo de establecimientos.

Como posible contrapunto está la especialización de Revendesport (Ronda de Outeiro, 62), un local dedicado a la compraventa de material deportivo. Eusebio García es uno de sus responsables y apunta dos claves que marcan ahora la tendencia de en las ventas de segunda mano: la especialización e Internet. Es necesario funcionar «como una tienda nueva, con material de muy buena calidad», argumenta. Entre las cuarenta bicicletas que tiene hay alguna que se vende por 2.500 euros.

Una de las cuestiones que destaca es que la compraventa «tiene que ser negocio para los dos: para el que vende y para el que compra para volver a vender». Este es el motivo por el que no se han planteado la tienda «para comprar algo por 10 euros y ponerlo a la venta por 90». Lógicamente, somos una empresa y queremos ganar dinero, pero cuando el que te ha vendido algo ve que haces eso no vuelve».

Agrega que mucha gente hincha los precios. «Si quiere vender por 100, te pide 150», algo que en su caso no tiene sentido porque, insiste, intentamos ajustar lo máximo posible.

Uno de los datos que aporta Eusebio García es el de productos que se devalúan enseguida. Es el caso de las raquetas de pádel: «Las que compras en Navidad, al cabo de un mes valen la mitad porque ya han salido otras distintas». También destaca la presencia en las redes sociales de la tienda (revendesport.com), unas redes con las que no acaba de llevarse bien Francisco Javier Rodríguez, dueño de la tienda de segunda mano, Río Miño. «Llevamos más de 40 años», evoca; primero en la estación de San Cristóbal y ahora en la calle Brasil. Aunque en el local hay desde una trompeta hasta relojes de pared la especialidad son los artículos de hostelería.

Dedicar tiempo a la gente

Para la venta, Rodríguez apela a la vieja escuela del tendero: «Tienes que escuchar a la gente, dedicarle tiempo, porque muchas veces aprendes de lo que te cuentan». Antes de optar por el material de hostelería, este local se dedicaba a la compraventa de muebles.

A escasa distancia del mismo está Ecopeke (Avenida de Chile, 35), un local de material para bebés. Rocío Palla, su responsable, asegura que todo lo que hay en el comercio «procede de particulares», personas que dejan en depósito sus productos (coches de bebé, carritos?) «y una vez que se venden, vamos a comisión». Es otra de las tiendas que siguen ahora la tendencia del este sector: la especialización e Internet (www.ecopeke.es).

«La gente sigue teniendo niños». Es lo que apunta Rocío Palla, que lleva más de tres años con la tienda de segunda mano Ecopeke. Como el nombre indica, es un establecimiento que está especializado en todo tipo de elementos para los peques. A pesar de los bajos índices de natalidad de los últimos años, Rocío asegura que la gente sigue teniendo niños, «y a veces incluso personas que están en paro se animan a tenerlos». Y una vez superada cierta edad del bebé, venden muchas cosas.

«Internet nos cierra a todos». Francisco Javier Rodríguez evita las compras a través de Internet, algo que vive muy de cerca a nivel familiar: «Mis hijos lo compran todo en la web». Destaca la experiencia de algún cliente que compró por esa vía una pieza por unos 5.000 euros (la que él tenía en la tienda costaba 9.000), pero vino defectuosa y cambiarle el motor costaba 2.000... De todos modos, reconoce que ese es el camino y concluye: «Internet nos cierra a todos».