Un hombre se suicida en el Castrillón tras intentar matar a su expareja

X. GAGO, F. ESPIÑEIRA A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

El hombre se arrojó desde un cuarto piso de la avenida de los Caídos.
El hombre se arrojó desde un cuarto piso de la avenida de los Caídos. paco rodríguez< / span>

La mujer fue atacada en el piso del anciano al que cuidaba y que había sido atado a la cama por el asaltante

04 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Un hombre de mediana edad murió ayer al arrojarse por la ventana de un cuarto piso en el número 181 de la avenida de los Caídos, en el Castrillón, tras intentar asesinar a su expareja.

Los hechos ocurrieron poco antes de las nueve y media de la noche. A esa hora, la mujer atacada entraba todos los días a cuidar a un nonagenario. Ayer, se cruzó en la puerta con un vecino que descargaba unos paquetes y le aguantó la puerta del portal para facilitarle el acceso. Eso le salvó la vida. Juntos, subieron en el ascensor y este vecino fue el que alertó al resto del bloque del intento de asesinato. «Nada más cerrar la puerta, ya oí un golpe y empecé a escuchar gritos. Enseguida me puse a aporrear la puerta y a pedir ayuda. Otros vecinos salieron y me ayudaron, unos aporreando la puerta y otros llamando a la policía. Dentro solo se oían gritos y golpes. Fueron momentos durísimos», relataba este vecino del piso contiguo aún asustado por el suceso.

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía se personaron en el lugar de los hechos en escasos minutos. Tiraron la puerta abajo y ya apenas pudieron ver al agresor. «Se ha tirado, se ha tirado», se oía gritar dentro de la vivienda tanto a la expareja del homicida frustrado como al anciano.

Los policías socorrieron de inmediato a los dos víctimas. Sin grandes daños externos, pero con una enorme tensión, los agentes de Policía procedieron a liberar al anciano, que estaba atado a la cama de su habitación en un evidente estado de nervios. «Al parecer, le atacó por sorpresa y le inmovilizó la expareja de su cuidadora», contaba otro testigo presencial de los hechos.

Por sorpresa

«El anciano abrió la puerta confiado, pensando que era su cuidadora. Su hijo se va todos los días al filo de las nueve y en ese radio temporal suele llegar su cuidadora. ¿Quién va a pensar que te van a atacar en tu propia casa para intentar asesinar a otra persona?», relataba otro de los vecinos que se personó de inmediato en el lugar de los hechos.

A escasos metros, la mujer que se salvó de la muerte por unos segundos reconstruía parte de los hechos con la ayuda de los agentes especializados de la Policía Nacional. En el barrio, nadie sospechaba ayer de un fatal desenlace en la relación de la pareja. «No los conocíamos mucho. Ella solo venía al Castrillón a trabajar. Ni siquiera sé de qué barrio era. Es una mujer amable, educada, que no da que hablar. De unos cincuenta años, sudamericana. Creo que colombiana», se limitaba a señalar otro de los testigos congregados en el lugar de los hechos, ante el cadáver del supuesto asesino tapado con una sábana en el medio de la calle, bajo la ventana por la que se había precipitado minutos antes.

Otro de las personas que acudió a auxiliar a la mujer agredida recordaba «alguna pelea y algún grito, pero nada que hiciera pensar que esto fuera a acabar con un acto tan trágico como el de hoy. Y que aún pudo ser mucho peor, porque la mujer se salvó por los pelos, por una casualidad y por la valentía del vecino, que impidió que la expareja de la mujer consumara su pretensión de matarla», recalcaba otro vecino de la zona.

Trabajo policial

La zona cero del suceso, en las inmediaciones del cementerio de Oza, recuperó la normalidad unas horas después. La Policía Nacional completó la toma de las primeras declaraciones, cogió algunas huellas y prestó las primeras atenciones a las dos víctimas del suceso.

La llegada de la jueza de guardia poco después de las diez y media de la noche permitió la retirada del cadáver del asaltante de la acera y el grupo de curiosos que acompañó la operación policial se disolvió de inmediato entre comentarios de indignación.