Agustín Núñez: «La tortilla de Betanzos la conocen hasta en Polonia»

Maruja Campoviejo A CORUÑA

A CORUÑA

Agustín Núñez, embajador de España en Polonia, está pasando estos días de fiesta en su Betanzos natal.
Agustín Núñez, embajador de España en Polonia, está pasando estos días de fiesta en su Betanzos natal. césar Delgado< / span>

El embajador de España en la república europea pasa las vacaciones en su localidad natal 

23 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No todos los días se tiene la oportunidad de compartir mesa con un embajador. Aunque parece que en Betanzos es algo relativamente común: «De aquí han salido varios diplomáticos, como Santiago Martínez Lage, que después montó un prestigioso despacho para temas relacionados con la Unión Europea; Gerardo Bugallo, que es embajador en Kiev; Javier Sandomingo Núñez, que es embajador de la Unión Europea en Centroamérica; además del eurodiputado Antolín Sánchez Presedo, que en cierto modo se dedicó a la diplomacia por vía indirecta. Y alguno más hay», dice entre risas Agustín Núñez, embajador de España en Polonia que ha pasado estos días de fiesta en su ciudad natal.

En su caso la vocación diplomática le vino por vía paterna: «Siempre quiso ser diplomático, pero se metió la Guerra Civil por medio y le quedó la espinita clavada. Así que me lo pasó a mi, cosa que yo cogí con gusto», asegura. Una carrera que le ha llevado, antes de Varsovia, a Honduras, donde fue embajador entre el 2005 y el 2008. Un cambio considerable: «Lo peor de aquí es el frío. Llegamos a estar a 24 grados bajo cero, con todo cubierto y sin ver el sol en todo el invierno. Pero a todo te acostumbras», afirma. Lo más curioso fue la primera sorpresa que se llevó al llegar a Varsovia, cuando pudo comprobar que Betanzos no era una ciudad desconocida allí: «A nuestra tortilla la conocen hasta en Polonia. Me ha pasado varias veces que al decir de dónde soy me hablan de la tortilla», sin duda la mejor embajadora posible.

En octubre hará tres años que es embajador en Polonia, «pero probablemente me reemplazarán el próximo año», asegura. Pero su vocación sigue intacta: «A mí me gustaría que me dieran otra embajada, que yo me divierto en cualquier sitio, pero eso ya no depende de mí, y a lo mejor me toca volver a Madrid», dice con resignación.

Respecto al glamur que rodea a la diplomacia, Núñez se muestra bastante escéptico: «La mitad de la mitad de lo que la gente cree. A lo mejor hasta la I Guerra Mundial lo había, pero, sinceramente, yo el uniforme diplomático me lo puse para casarme y nada más. Sigue habiendo grandes recepciones, pero ya no son un desfile de fracs. Nunca fue la esencia de la diplomacia, era un modo de obtener información, que en una sociedad tan comunicada como la actual ya no es tan necesario», matiza.

España de moda

No sé si será debido a la labor de Núñez, pero España está de moda en Polonia: «No para de crecer el número de turistas polacos que vienen en vacaciones. El pasado año llegó a los 650.000, mientras que hace diez años no superaba los 50.000», cuenta el embajador. Ese interés por nuestro país se traduce también en oportunidades de empleo: «Cada año vienen entre 2.500 y 3.000 estudiantes españoles de Erasmus a Polonia y muchos vuelven porque han dejado allí a una novia o porque ven que pueden encontrar trabajo», asegura. Incluso tienen un programa de bachillerato español que está teniendo singular éxito: «50.000 alumnos escogen el español como segundo idioma y tenemos 31 colegios con profesores españoles», explica el embajador betanceiro.

«Llegamos a estar a 24 grados bajo cero, pero a todo te acostumbras»