Todos los candidatos de la lista del PP tomarán posesión, excepto Susana Lenguas y Carlos Sánchez-Tembleque
11 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Carlos Negreira tomará posesión como concejal por el PP y encabezará a su grupo en la labor de oposición. El alcalde saliente tomó esa decisión en los últimos días, después de recibir muestras de apoyo de militantes coruñeses y tras una serie de llamadas de importantes dirigentes del PP de Santiago y Madrid, entre ellos los presidentes de la Xunta y el Gobierno, Alberto Núñez Feijoo y Mariano Rajoy, que le pidieron que siga al frente del partido.
Negreira confirmó su resolución de forma indirecta durante el pleno extraordinario de ayer, cuando deseó buena suerte «a los que no repitan» y les prometió que «siempre nos tendrán aquí».
En los días inmediatamente posteriores a las municipales, después de una derrota que la mayor parte de sus cuadros no esperaban, en el PP se daba por segura la marcha de su número uno, y el propio Negreira comenzó a trazar los planes para ceder la representación en el pleno.
En aquel entonces la estrategia pasaba por irse antes de la toma de posesión, como ya hizo su predecesor en el cargo, el socialista Javier Losada, con el fin de facilitar una transición ordenada y dar paso a un nuevo equipo.
Pero el escenario es distinto al que Javier Losada tenía por delante. Los populares afrontarán en menos de doce meses unas elecciones autonómicas y otras generales muy complicadas, en las que se juegan el mando de la Xunta y del Gobierno central.
A Coruña seguirá siendo clave para los populares en ambas pugnas, y dentro del partido se considera que Negreira es el edil en mejor posición para abordarlas.
El todavía regidor comunicó su decisión de continuar a los ediles del PP ayer, en una reunión celebrada en María Pita justo después del pleno extraordinario.
Todos se mostraron conformes y en conversaciones posteriores varios de ellos admitieron su alivio, ya que el PP armó su candidatura con la intención de gobernar, y solo tres de los diez concejales que compondrán el nuevo grupo conservador han estado antes en la oposición: Miguel Lorenzo, Roberto Coira (concejales salientes de Servicios Sociales y Hacienda), y el propio Carlos Negreira. Es más, ninguno de ellos ejerció nunca de portavoz, un papel que durante los últimos ocho años correspondió a Julio Flores, que esta vez no fue candidato.
Así, entre su equipo se espera que su permanencia en María Pita facilite la reorganización del partido para hacer oposición.
Es más, fuentes del entorno de Negreira insisten en que ha «entendido la posición en la que le han situado los ciudadanos», y en que al continuar podrá defender la gestión de su gobierno, ya que suponen que será muy atacada por el nuevo ejecutivo de la Marea en los próximos meses.
Ahora bien, en su entorno dan por hecho que el actual alcalde cederá el protagonismo, y su escaño en María Pita, a otro miembro de su candidatura antes de que termine el mandato, una vez que el equipo esté preparado y haya pasado al menos la primera de las citas electorales claves, las generales del próximo otoño.
Dos bajas de independientes
Quienes no cogerán el acta de concejal son dos de los cuatro independientes que entraron en la lista del PP. Se trata del número cuatro de la candidatura, el economista Carlos Sánchez-Tembleque, y de la número seis, la ingeniera Susana Lenguas. Sí tomarán posesión de su acta este sábado las número tres y cinco, Rosa Lendoiro y Lucía Canabal.
La decisión de Lenguas y Sánchez-Tembleque permitirá que entren en la corporación los número once y doce de la candidatura, Francisco Mourelo y Mariel Padín, que durante el último mandato fueron respectivamente concejal de Educación y concejala de Barrio y vicepresidenta de la Diputación provincial.
El PP propondrá el voto a mano alzada
El PP propondrá que la elección del alcalde sea a mano alzada, y no con el voto secreto en urna de los ediles, como se hizo en otras investiduras, en aras de una «mayor transparencia», señalaron desde el partido. En la investidura los ediles podrán jurar o prometer su cargo con o sin crucifijo, a iniciativa de la Marea, para mantener la laicidad municipal.