Emilio Ron: «Hay demasiadas leyendas urbanas sobre mí»

Pablo Portabales
Pablo Portabales A CORUÑA

A CORUÑA

PACO RODRÍGUEZ

14 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene 44 años, pero dice que le suelen echar unos diez menos. Descubre el secreto. «Tengo un entrenador personal. Cuando viajo, que estoy la mitad del año fuera de A Coruña, siempre voy a hoteles que tengan gimnasio. Hice kárate 14 años. No bebo alcohol. Solo tomo café y agua. No fumo y no me gusta comer. Si pudiera me alimentaría de comida japonesa», relata Emilio Ron Suárez, empresario hostelero desde que era adolescente. «Mi primer negocio es del 86. Fue el pub Dial, en Cabo Santiago Gómez. Entré para fregar, pasé a camarero, después gestioné el local y más tarde lo compré», recuerda haciendo gala de una buena memoria «Me acuerdo de fechas, de personas... Creo que la memoria es mi principal virtud». Un chaval precoz que comenta sin inmutarse que «con 15 años jugaba a la bolsa y gané mi primer millón de pesetas». Emilio Ron va unido a la historia reciente de la hostelería coruñesa, al grupo Tortoni y a cantidad de nombres. «Llegamos a tener 21 establecimientos, ahora, digamos que tenemos más de diez. También contamos con negocios en Moscú y Berlín. La crisis afectó. Desde el 2007 cerramos 11», destaca. Habla en plural porque en esta aventura va con su socio-amigo Javier, Ché. «Es como mi hermano», dice.

El secreto del éxito

Reconoce que «desde pequeño tuve visión para los negocios. En mi familia nadie es negociante. Soy el mayor de cinco hermanos y empecé por necesidad. Soy un tío trabajador y no creo en la suerte. Curro todos los días del año y mis negocios no cierran nunca. Mis amigos me llaman Felipe II», sentencia. Está soltero. «Por mi tipo de trabajo. Estoy mucho tiempo fuera de casa. No me gusta dormir. Solo duermo 3 o 4 horas. Me gustaría casarme y tener hijos. Tengo dos ahijados y estoy encantado. Me dicen que soy un soltero de oro», comenta este funcionario del INEM en excedencia. Todas las noches se acuesta sobre las cinco de la madrugada. «Salgo del Playa Club (desde hace unos meses está frente de la discoteca) y al llegar a casa me ducho, ceno y leo un rato. Me gusta la historia, sobre todo los libros de la Segunda Guerra Mundial», afirma mientras silencia el Iphone 6. Lleva casi 30 años metido de lleno en la hostelería. «En la noche controlo todo, es mi profesión. Conozco a los antiguos y a los jóvenes y a gente de todos los estratos sociales», asegura. Me habla de los Saavedra «que me enseñaron todo», de locales en los que trabajó, como Pirámide, Chevalier o Pachá. Me cuenta anécdotas que me pide que no publique. «Hay demasiadas leyendas urbanas sobre mí». ¿Y son ciertas?, le pregunto. «Habrá un poco de todo», responde.

El regreso de Pachá

Sentados en una mesa del café Marita Ron confiesa que su principal defecto es «que voy demasiado deprisa». El año que viene piensa abrir tres locales nuevos. «Uno va a ser una coctelería en la plazuela de los Ángeles que va a dinamizar la zona. Vamos a reformar el Playa y desde hace seis meses manejamos el proyecto de volver a abrir Pachá en una nueva ubicación de unos 3.500 metros cuadrados. Tenemos contactos adelantados», anuncia, y vuelve a recordar. «En el antiguo Pachá llegué a tener 160 personas trabajando. Fue el mejor negocio que hubo en la ciudad»..