Condenado un hombre que dio una paliza a su mujer por darle la manzanilla fría

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

La víctima sufrió años de malos tratos, llegando a ser echada de cama a patadas y no recibía dinero para sus gastos

07 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La vida de esa mujer fue un auténtico infierno durante los 60 largos años que vivió con ese hombre. La golpeaba y humillaba a diario, jamás le dio un céntimo para sus gastos, le obligaba a apuntar en una pizarra que le puso en la cocina cualquier compra que hiciera para la casa y si la veía exagerada -cualquier cosa le parecía exagerada-, le pegaba. Y ella nunca lo denunciaba. Dice el juez que esta mujer llegó a estar convencida de que se merecía los golpes e insultos; lo que en medicina psiquiátrica llaman el síndrome de la mujer maltratada. «Era tal el clima de sometimiento en aquella casa», según la sentencia, que la mujer no podía ni hablar en la vivienda.

Hasta que llegó un día en que ya no pudo más. Eso ocurrió el 29 de diciembre del 2012. Ambos se encontraban en su domicilio del barrio coruñés del Agra do Orzán cuando ella le pidió dinero para comprarle los regalos de Reyes a sus nietos. Entonces, el hombre se enfureció. La cogió por las muñecas y le dio una patada. Ante los gritos de la víctima por el dolor -tenía entonces 80 años-, una vecina corrió en su auxilio y la protegió en su vivienda hasta que llegaron sus hijos y, entre todos, la convencieron de que presentara una demanda de divorcio y lo denunciara, cosa que hizo.

Llegó el día del juicio, celebrado hace dos meses en el Juzgado de lo Penal número 6, y el hombre negó todo maltrato. Pero ahí estaba la mujer y sus dos hijas para contar lo que había pasado en aquella casa durante décadas. Y relataron un auténtico infierno. Como que solo se dirigía a ella con insultos como «cerda, guarra, tragaldabas, derrochona». También contaron que la víctima nunca dispuso de dinero, que lo único que recibía del maltratador era para la comida de la casa. Y que cualquier cosa que comprara, desde el pan a una simple coliflor, tenía que apuntarlo en una pizarra que él le había colgado en la cocina.

En el juicio, la mujer aseguró que jamás en la vida supo el sueldo de su marido. O que le gritaba tanto en la casa como en la calle. Recordó que en una ocasión se puso hecho una fiera porque en la feria de Paiosaco le pidió que le comprara unos calcetines. Le gritó «derrochona» por toda la feria. También contó que la echaba de cama a patadas cuando se negaba a mantener relaciones con él. O el día en que le pegó e insultó porque le dio la manzanilla fría. También tenía para sus hijas, a las que les decía que no eran hijas de él. Visto lo cual, el juez condenó al hombre por un delito de malos tratos habituales a solo 9 meses de prisión por su avanzada edad.