Pablo Carballido: «Tengo casi 70 hijos»

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

02 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Tenor de ópera, profesor de canto, director de coro, escultor y restaurador. «Yo diría que soy un artista. Cuando era pequeño volvía de la iglesia y reproducía las imágenes en plastilina», comenta Pablo Carballido del Camino. Tiene 48 años, «aunque no los parezca», apunta sonriente. Está soltero. «Pero tengo casi 70 hijos, los del coro Cantábile. Y además varios sobrinos que son como hijos», reflexiona. Charlamos en un banco de la iglesia de Las Capuchinas en la calle Panaderas. «Por el apego, por las horas que paso aquí, este es mi lugar favorito, aunque también me gustan todos los rincones de la Ciudad Vieja». Desde hace tres años forma parte del grupo de voluntarios de la iglesia de San Nicolás y la congregación de los Dolores que se hicieron cargo de este templo, bastante desconocido, que estuvo cerrado al culto durante 14 años. «Imagínate cómo estaba y el polvo que se acumulaba con todas las obras que hubo alrededor (está pegada al Papagayo). Limpiamos y restauramos. Recuperamos la pieza del Sagrado Corazón de Jesús que estuvo en los Jesuitas y las Capuchinas de Oleiros, que están muy agradecidas por nuestra labor, también aportaron obras. Esto es una perla. Un tesoro. Fíjate que el autor de este conjunto es Fernando de Casas y Novoa, el mismo que hizo la fachada de la catedral de Santiago», explica Carballido con pasión. «Esto lo hago como creyente y como apasionado del arte barroco».

Música y arte

Se formó en el Conservatorio Superior con Antón de Santiago y en la escuela Pablo Picasso se especializó en reproducción escultórica y después en restauración. Era uno de los socios del taller Gárgola, que ya cerró, del que salieron todas las figuras que forman parte del belén municipal. Entre las 25 horas semanales de clase en la Escuela Municipal de Música y los ensayos de los sábados por la mañana de Cantábile apenas tiene tiempo libre. «El poco que tengo lo dedico a las Capuchinas y a otras actividades musicales. Mi profesión es mi vida. Cuando hay una ópera eso requiere dedicación exclusiva. Estoy muy agradecido a Amigos de la Ópera que cuenten conmigo. Siempre me han apoyado y gracias a ellos tuve la oportunidad de estar al lado de figuras como Leo Nucci, Ainhoa Arteta o Celso Albelo», destaca.

Con su perro Klaus

Asegura que, por naturaleza, es impuntual, pero «me he ido reconvirtiendo a la puntualidad». Le gusta viajar y dedicar tiempo a estar con los amigos y a su perro Klaus. También le atraen las antigüedades, como es lógico por su pasión por el arte, y se divierte siguiendo a través de Internet documentales sobre restauración y óperas. «También veo Gran hermano porque no me hace pensar y me ayuda a dormir», comenta. Deporte practica poco, aunque de vez en cuando se deja caer por la Casa del Agua. Como vive solo, cocina lo que le gusta. «Me encanta la repostería, el pescado, el marisco, los arroces...». Una y otra vez la charla regresa a sus dos pasiones, el coro y el templo en el que charlamos, cuyo hándicap para ser más conocido es que no es parroquia y no hay programación estable de misas. «Lo más gratificante es trabajar con adolescentes. Cuando estoy haciendo mi trabajo soy serio y exigente y los chavales me respetan. Cuando termina el ensayo soy uno más. El trabajo está dando sus frutos. Para mí siempre estamos en el camino, en la búsqueda de la perfección. Ahora mismo somos una referencia», considera Pablo Carballido. Dice que su principal virtud es que es bastante comprensivo, y en su lista de defectos sitúa en primer lugar «cabezota. Soy muy terco y es muy difícil hacerme cambiar de opinión». Nos despedimos mientras en el templo de las Capuchinas suena un cedé de Cantábile.