El walkman y otras «antigüedades» a los ojos de un niño

Maruja Campoviejo

A CORUÑA

CESAR QUIAN

31 may 2014 . Actualizado a las 19:16 h.

1 Hay cosas que, inevitablemente, hacen que una se sienta mayor. Hablar con un niño puede ser una de ellas. Que ante alguna referencia a un aparato, electrodoméstico o cachivache cotidiano el joven interlocutor ponga la misma cara de incomprensión que tendría en el parlamento chino. Y es que, aunque cueste admitirlo, en lo que a una le parecen cuatro días se genera un insalvable abismo intergeneracional en el que caen todas las referencias. Vamos, que hablamos dos idiomas totalmente diferentes. Si creen que esto puede resultar exagerado echen un ojo a la exposición que el equipo de Dinamización Lingüística del Centro de Educación Infantil y Primaria Wenceslao Fernández Flórez han organizado con la ayuda de los padres de los alumnos. Se trata de una vuelta al pasado a través de una colección de objetos que, para muchos (y no hablo de grandes veteranos) no dejan de ser cosas normales, que hemos utilizado toda la vida. Pero para los peques son auténticas antigüedades. Reliquias, hallazgos arqueológicos pertenecientes a épocas pretéritas de las que algo les han contado. Y no hablamos de un hacha de sílex, sino del walkman, una cámara analógica con su carrete, una en su momento modernísima Polaroid de revelado instantáneo, un tocadiscos y sus hermosos vinilos, una máquina de escribir, el estéticamente impecable teléfono con marcador de rueda o una raqueta de tenis de madera, material impensable hoy en día para la construcción de ciertos elementos deportivos. Lo dicho, todo un viaje en el tiempo para los alumnos del Wenceslao Fernández Flórez y un ataque de nostalgia para los que todavía conservan alguna cinta de casete perdida en algún cajón.

Inauguración de bronce

2 Quien sí sabe de auténticas antigüedades es Víctor González Rial, que inauguró ayer en el número 4 de la calle Juan González Rodríguez, en la zona de Peruleiro, un nuevo espacio en el que las piezas de época y las contemporáneas se dan la mano. Y para abrir sus puertas contó con una singular exposición de todo un maestro del bronce, Ramón Conde. El autor del robusto Vigía de la torre de Hércules presentó una selección de sus piezas escultóricas para dar la bienvenida a esta nueva iniciativa expositiva que, sin duda, dará mucho que hablar.

Bailando en Marineda

3 Si ayer vieron a un montón de gente bailando por Marineda City, no es que se contagiase una ataque de entusiasmo repentino, es que el coreógrafo y bailarín Rafa Méndez impartió una masterclass que se cerró con una actuación, un gran baile dirigido por el propio Méndez, en el que pudieron participar todos aquellos que sintieron cómo el ritmo se apoderaba de ellos. Pero ahí no acaba la fiesta, porque el centro comercial celebra hoy su segundo concurso coreográfico, que contará con la participación de 21 grupos y diez actuaciones individuales, es decir, en total más de 200 personas bailando. Hay 1.400 euros en tarjetas regalo en juego para todas las categorías. Suerte a todos los bailarines.