Si Rajoy y Rubalcaba pueden, Negreira y Barcón también

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira CRÓNICAS DESDE LA TORRE

A CORUÑA

16 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Y Xosé Manuel Carril. Y César Santiso. Esta semana ha sido la del minipacto de los dos principales partidos con opciones de gobernar en España. Fue a cuenta de un tema clave, aunque con una escasa trascendencia social, como es la posición en la Unión Europea. Pero lo relevante es que un año y medio después de las elecciones, Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba han sido capaces, por fin, de ponerse de acuerdo en algo. Aunque fuera por teléfono.

En una época en la que los recursos son casi inexistentes, urge tomar decisiones que no haya que andar discutiendo en cada elección. Y más si, como en el caso de A Coruña, se encuentra en un momento estratégico clave, ante la elección de la que debe ser su hoja de ruta para las próximas décadas.

Por eso, bienvenidos sean los buenos deseos que esta semana expresaron primero Mar Barcón, el pasado lunes, en su particular balance de los dos primeros años de gestión municipal de Carlos Negreira, y a continuación el propio regidor, en la entrevista que hoy concede a La Voz de Galicia para valorar ese mismo período de tiempo.

Los antecedentes no invitan al optimismo. El propio Negreira le planteó al bipartito un acuerdo estratégico sobre las infraestructuras de la ciudad -el mismo que ahora defiende Mar Barcón- en el anterior mandato. La respuesta de la entonces portavoz municipal, Carmen Marón, fue un rotundo «usted no se preocupe, que ya nos dedicamos nosotros a gobernar, que para eso nos han elegido los coruñeses», que aún retumba en el salón de plenos de María Pita.

Coruña Futura. De ahí surgieron polémicas estériles sobre algunas infraestructuras con ese pésimo e insuficiente argumento del «y tú menos -o más, según los casos-» y decisiones como la remodelación de los corredores verdes apenas cuatro meses después de su inauguración que pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos, no los políticos con sus caprichos.

La buena voluntad de los líderes de los dos principales partidos de la corporación debe traducirse ahora en un mejor entendimiento para la ciudad y en el abandono de las posiciones demagógicas gratuitas. Son muchas las cuestiones sobre las que se pueden alcanzar pactos de colaboración. Coruña Futura ofrece un abanico de trece propuestas que son las que hay que priorizar para reposicionar la ciudad en el mundo. El plan de movilidad llegará a las mesas de los políticos después del verano e incluso el subterráneo de la Marina, cuyo primer concurso de ideas presidió Mar Barcón como concejala de Urbanismo en el 2007, ofrece una oportunidad de rediseñar el futuro sin necesidad de tener que estar pendientes cada cuatro años de los frágiles equilibrios de las urnas. Ojalá los políticos que nos gobiernan estén a la altura de los ciudadanos que los sostienen con sus votos y sus impuestos y A Coruña dibuje su hoja de ruta para los próximos lustros con el mayor consenso posible para evitar perder el tren del progreso.

Lecciones de la unión Oza-Cesuras

Oza y Cesuras ya son un municipio. Ha sido un proceso burocrático demasiado largo que ha propiciado la aparición de muchos más actores de los que deberían haber tomado parte en él. La creación de la junta gestora y la elección de su presidente, Pablo González Cacheiro, pone fin a ese tormentoso camino en el que, al final, han dejado solo al PP. El resto de las fuerzas, a pesar de ser casi residuales en los dos antiguos municipios, con un PSOE muy beligerante en Cesuras y un Bloque, reflejo de su propio estado, partido en tres entre los dos municipios, con representantes de casi todas sus facciones, se han posicionado claramente en contra de lo que sus líderes defienden, tanto a nivel gallego como español. De esta integración, la primera en medio siglo, quedan claras varias cuestiones. La más urgente es simplificar un proceso que no puede durar 18 meses. Simplificar los trámites, agilizar las decisiones y premiar de verdad la colaboración intermunicipal son las obligaciones que le quedan encima de la mesa a la Xunta, el organismo legislador con competencias sobre la materia. Todo lo demás será un debate estéril. Los ciudadanos están antes que los políticos.