El bastión de Negreira y el peso de A Coruña

A CORUÑA

23 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Dice el clásico que el poder es el cemento que mejor cohesiona las tropas. La mejor prueba de ello es el PP provincial coruñés. La batalla por el liderazgo de la formación gallega se dirimió hace seis años en esta provincia, donde los dos aspirantes, Xosé Manuel Barreiro y Alberto Núñez Feijoo, se veían ganadores. El primero controlaba parte del aparato, con Jesús Almuíña y el exconselleiro José Antonio Santiso Miramontes. Enfrente se colocaron el ferrolano Juan Juncal y Carlos Negreira, por entonces un poco conocido militante de la agrupación coruñesa que venía de ser presidente de Portos de Galicia hasta la caída de Manuel Fraga y la victoria del bipartito. El proceso electoral fue «intenso». Y el cruce de declaraciones, más si cabe. La victoria, aplastante, cayó del lado de Carlos Negreira y los apoyos de la provincia clave avalaron a Alberto Núñez Feijoo, que se aupó a la dirección del PPdeG.

El granero popular. La remodelación del partido en la provincia introdujo una nueva generación de líderes. En el 2007, en las municipales, la renovación se quedó a las puertas del poder en las principales ciudades. Pero en el 2009, A Coruña se convirtió en la clave de la victoria de Feijoo con un parlamentario más. Y su peso aumentó en las municipales del 2011, con las tres principales ciudades y la Diputación. En las últimas autonómicas, la escalada llegó a 13 parlamentarios autonómicos. Su papel en el futuro del partido está muy vinculado al de Núñez Feijoo, con el que ha compartido trayectoria pública desde 1999 y una profunda amistad fraguada en las aulas de la Facultad de Derecho de Santiago y en las filas de un sindicato de interinos. Ambos tienen por delante un cuatrienio -dos años y medio en el caso del alcalde hasta las siguientes municipales- en el que los rumores sobre el papel de ambos se va a parecer mucho al juego de las sillas. En el caso de Carlos Negreira, ya hubo voces que intentaron adelantar ese adiós al congreso provincial. Argumentaban para ello un teórico desgaste y la falta de tiempo para dedicar a la coordinación provincial. La respuesta del regidor coruñés ha sido firme a esas tímidas críticas: una candidatura firmada por los 59 alcaldes, los otros 35 portavoces municipales, dos conselleiras y más de 1.200 afiliados. Su condición de barón, después de las sucesivas victorias electorales, no lo discute nadie públicamente. Al menos por ahora.

Y la renovación pendiente. Tras la renovación provincial y gallega, tocará el turno a la ejecutiva local. El presidente, Fernando Fernández Barreiro, ha ido perdiendo efectivos para completar el organigrama de los diferentes gobiernos del PP. Ello ha contribuido también a incrementar la desconexión de la dirección local con el gobierno municipal. Los reproches en ambas direcciones son soterrados, pero la ausencia de citas electorales a la vista en los próximos meses permitirá restañar una de las debilidades organizativas del PP a nivel local.

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