Lo que Mika transmitió desde el escenario del Noroeste Pop Rock el pasado jueves se correspondía exactamente con su estado de ánimo. Impresionado por el enclave y la cantidad de gente que reunió, no dudó en reflejarlo en su cuenta de Twitter. «Ayer fue mi show más grande en España hasta el momento, con más de 30.000 personas, una noche impresionante».
Junto a sus palabras, una fotografía. La tomó el propio artista al término del concierto para inmortalizar el momento. En ella se ve un mar infinito de manos en alto del que no se encuentra el final. «Estaba impresionado, no paraba de alabar la ciudad y el comportamiento del público», explica David Lago, responsable de la promotora que trajo al artista a la ciudad.
Todo empezó antes. «Se hospedó en el hotel Finisterre -recuerda Lago-. Cuando lo trasladamos a la playa en coche y vio el escenario se quedó sorprendido. Preguntaba si iba a ser allí». Cuando le contestaron que sí, abrió la ventanilla del coche para verlo todo. Luego, pidió cocina local para cenar y se fue con su madre, que lo acompañó en todo momento.
Solo hubo un pero para Mika: no poder contar con su club de fans oficial en España. Tal y como explicó, estaba previsto que un bus de 80 personas acudiese al concierto desde Cáceres. Lo sufragaba el propio cantante. Al final, problemas con los seguros impidieron la expedición. Ello no fue óbice para que cientos de fans acudiesen a Riazor, algunos incluso desafiando a las medidas de seguridad.
A las dos de la mañana un grupo de chicas logró saltar una de las vallas, accediendo al camerino. Una vez allí, el artista las recibió y les firmó autógrafos. Una hora después, ya en el hotel, se encontró a más seguidores. Habló con ellos, contándoles que había sido uno de sus mejores conciertos.