Los propietarios del club de alterne contactaban con las jóvenes en Rumanía, a las que prometían un trabajo. Cuando llegaban a España las obligaban a prostituirse y todo el dinero que ganasen iría para saldar una deuda con los procesados por los gastos del viaje, estancia y manutención. No solo eso. También las tenían sometidas a un estado casi de esclavitud, con multas de hasta 500 euros si no mantenían relaciones con un número determinado de hombres. Eso es lo que la Guardia Civil determinó tras una investigación que se inició en el 2004 en el club denominado La Chabola, ubicado en la carretera que una A Coruña con Ordes. El fiscal pide que los procesados sean condenados a seis años de prisión como supuestos autores de un delito de explotación sexual.
Según la acusación, los imputados llegaron incluso a ordenar una paliza al hermano de una de las víctimas, que vive en Rumanía, después de que esta se escapara del club al obligarla a prostituirse.
A algunas de las jóvenes se les engañaba con la oferta de trabajo, ofreciéndoles empleos como camareras o bailarinas, enterándose de los propósitos de los procesados al llegar al prostíbulo. A otras se les dijo la verdad en Rumanía, pero no se les informaba de la deuda de 2.000 euros que tenían que afrontar y pagar con servicios sexuales, retirándoles en pasaporte como garantía de que no huirían.