-En A Coruña debe haber afición a la música en directo, porque cada vez que se habla del Noroeste Pop Rock saltan chispas.
-Es que es el festival más bonito que hay en España y, además, es gratis y en el centro de la ciudad. ¿Qué más se puede pedir? Si la gente habla y polemiza, mejor, así cobra más fuerza.
-Pero, parece que cuesta ponerse de acuerdo sobre cómo debe ser.
-Precisamente, lo que tiene que ser es camaleónico, adaptarse a los tiempos vigentes. Es una seña de identidad de la ciudad, así que tiene que existir sí o sí. Si las cosas van bien económicamente, pues con artistas de fuste, y si no van tan bien, pues con alguno de menos fuste pero con mucho arte. Que todo es posible si se hace bien.
-Ahora que está al otro lado del negocio de la música, ¿cómo lo ve?
-Es muy complicado ser promotor, sobre todo con la que está cayendo. La crisis llega al ocio antes que a ningún lado. De lo primero que se quita la gente es de ir a conciertos. Y los patrocinadores habituales tampoco funcionan, porque también tienen sus dificultades. Es un mal momento.
-¿Tan complicada está la cosa?
-Hasta el punto de pensar en echar la llave y dedicarme a otra cosa. Mira, en casa tengo dos diplomas: el de mejor padre y el de peluquero. Y te aseguro que cada vez se me pasa más veces por la cabeza montar una peluquería justo al lado del colegio de los niños y cortarles allí el pelo a los chavales a ritmo de rock.