Lección de márketing taurino en la última de feria

Francisco Espiñeira Fandiño
francisco espiñeira A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Tres orejas al Fandi con una exhibición con las banderillas y el estoque

08 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Una oreja en el primero y saludos desde el tercio en el cuarto.

Fuerte petición de oreja en el segundo y silencio en el quinto.

Una oreja en el tercero y dos trofeos en el último de la tarde.

Ganadería

Seis toros de Francisco Peña, bien presentados, pero muy flojos de fuerza.

Que la corrida de ayer es un seguro de éxito no lo duda nadie. Los tres toreros comparten cartel a menudo en plazas de tercera y se conocen mucho. También los conoce el público, que no espera de ellos más que lo que dan: espectáculo y postureo. A mayores, siempre hay una amplia gama de desplantes y gestos destinados a aumentar la conexión con la grada. Así, en su repertorio no falta nunca el salto de la rana del Cordobés, los gritos de «guapo, guapo» a Francisco Rivera, que este año presume del apodo de su padre, aunque le falte mucho del genio de Paquirri, o la magistral capacidad del Fandi con las banderillas.

Si, además, en días como ayer se suma el tino con el estoque, entonces la ensalada de orejas y aplausos está garantizada, con la consiguiente satisfacción de los diestros, el público y los empresarios de la plaza.

Y eso que la jornada empezó con poco brío. Los toros, tan voluntariosos como faltos de empuje, ayudaban poco a los toreros. Le tocó abrir plaza a Manuel Díaz, uno de los favoritos del coso coruñés, con peña propia. Su primero, saltarín, le permitió colocar lo mejor de su repertorio, donde no faltó el baile acompasado con el animal, la sucesión de desplantes y las incesantes llamadas al público para que premiase con aplausos cada uno de los lances. Mató bien y rozó las dos orejas, aunque la presidencia, mucho más comedida que en la jornada del sábado, dejó el premio en un trofeo. Suficiente. En su segundo, poco pudo hacer. El animal se acabó con los picadores y ni siquiera las tentativas de poner en danza el salto de la rana, recurso a la desesperada, sirvieron para salvar el trago. El público reconoció su esfuerzo con aplausos.

Rivera Ordóñez también goza del favor popular. Es el más esperado cada año, a pesar de que cada vez se arrima menos al morlaco para exprimirlo. Ayer cumplió, sin más, en los dos toros. Acertó con la espada, una de sus asignaturas pendientes, y ligó alguna tanda. Se esforzó en las banderillas, donde aceptó el duelo con el Fandi y quizá mereció una oreja en el primero que la afición pidió con insistencia y una gran bronca. En su segundo, en una banderilla, sufrió un corte en una pierna, por el que hubo que aplicarle cuatro puntos.

Para el Fandi, la plaza coruñesa es sinónimo de éxito. Aquí, su arte con las banderillas es muy apreciado y el granadino se crece con los aplausos. Ayer hizo una buena faena a su primero, al que le sacó una oreja, pero cerró la salida a hombros con cuatro pares al último de la tarde, al que además fue capaz de conducir con esmero en unas tandas de derecha que sirvieron para disimular su falta de potencia. El Fandi salió a hombros en la última jornada de la feria, donde la mejor noticia fue la respuesta del público, con casi ocho mil espectadores en la grada que brindaron por la salud de la fiesta.

Francisco Rivera se llevó cinco puntos de sutura y muchos gritos de «guapo, guapo»