-Además de archivera municipal, también detenta el cargo de cronista oficial de la ciudad. ¿En qué consiste exactamente ese trabajo?
-Tengo dos obligaciones básicas: recoger la crónica anual, que consiste en registrar todos los actos del Ayuntamiento. Por ejemplo, cuando una asociación organiza un acto y está el alcade, lo registro. Lo hago diariamente por las tardes fuera de mi horario de archivera. Me ha supuesto una dedicación mayor de la que pensaba, porque hay muchísimos actos. La otra función es difundir la historia de la ciudad, que supone investigar en mi tiempo libre para publicar cosas.
-¿No le crea ansiedad este trabajo, por si se olvida de algo?
-Muchísima. Además, he ido comprobando que en otras ciudades no se suele hacer una crónica de la ciudad de estas características.
-¿A Coruña es una ciudad que se interesa por su historia?
-Sí. Muchísimo. Yo no he nacido aquí y es algo sorprendente. La gente valora y se vive mucho la historia de la ciudad. Se ve en el éxito de las exposiciones o ediciones que hacemos de agendas, catálogos, postales o carteles, que desaparecen en poco tiempo. También se nota en el registro de los usuarios del archivo, que superan en mucho al del resto de las ciudades gallegas.
-En su afición como viajera, ¿visita archivos de otras ciudades?.
-Sí, lugares como Valladolid o Toledo en España tienen edificios estupendos. Y fuera he estado en archivos como el de Marsella, que curiosamente está en una fábrica de tabacos.