González-Garcés fue concejal de Seguridad Ciudadana, de Personal, de Cultura, de Servicios Sociales y, en esta última etapa, de Educación, Fiestas y Relaciones Institucionales. Catedrático del Arte en el Puga Ramón, ya ha pedido su reingreso como profesor a partir del próximo 11 de junio. «El 4 me ha pedido una pareja que los case y será mi última boda en esta etapa», relata este entusiasta lector de Salvador de Madariaga que se considera «activo políticamente, aunque retirado de esta organización local».
-¿Cuáles han sido los mejores y los peores momentos?
-Elegir alguno es difícil. (Larga pausa) De los mejores, sin duda, la toma de posesión como concejal el 29 de septiembre de 1986 y todos los actos conmemorativos del cuarto centenario de María Pita, donde se hicieron infinidad de actuaciones y todo salió muy bien. También me alegra mucho haber pasado por tantas concejalías, alguna muy compleja, y no haber tenido ni huelga ni problemas serios. Los momentos más duros fueron, sin lugar a dudas, el accidente del Mar Egeo, cuando era concejal de Seguridad Ciudadana, aunque también me sirvió para aprender como una persona de gran liderazgo daba un paso atrás y dejaba su protagonismo en manos de la delegada del Gobierno. También fue dura la noche del penalti de Djukic, con toda la ciudad preparada para la fiesta... Nunca olvidaré las lágrimas de mi hijo.
-¿Cambiaría alguna de sus actuaciones en estos 25 años?
-(Sin dudar) Sí. Mi etapa como portavoz en la Diputación y la estrategia que seguí por disciplina con las instrucciones del partido y en la que prevalecieron los intereses de una persona sobre los del propio Partido Socialista y sobre mí mismo.
-¿Y no le ha quedado traer algún gran concierto a las fiestas de A Coruña?
-La verdad es que creo que con el dinero del que dispuse, lo hemos hecho bastante bien. No tengo la sensación de que se nos haya escapado ninguna gran actuación.
-¿Cómo le gustaría que se le recordase su etapa como concejal ?
-Fue un hombre consecuente con sus ideas hasta el final.