Si se le pregunta a un niño de qué quiere disfrazarse la respuesta oscilará invariablemente entre el omnipresente Bob Esponja y los imbatibles superhéroes, que siguen sin tener rival entre el género masculino. El fantástico hombre araña continúa siendo uno de los favoritos, recuperado más allá del tebeo gracias a las películas de Sam Raimi. Las niñas también lo tienen claro y, aunque hay algunas novedades que tienen éxito como las sirenas, no desisten en la idea de sentirse princesas por un día, como Rapunzel.
Fenómeno zombi
Quizás la opción más novedosa y económica sea la de caracterizarse de muerto viviente. Ante el éxito de series como The walking dead las máscaras de zombis de gesto desencajado proliferan en los escaparates. Además, resulta idóneo para tiempos de crisis, ya que basta con rasgar alguna camisa vieja, mancharla de kétchup y fingir una cojera para ser el perfecto no muerto.