El portugués presenta en A Coruña su última gira
27 ene 2011 . Actualizado a las 14:48 h.No es la primera vez que Rodrigo Leão (Lisboa, 1964) se abandona a la música instrumental y prescindiendo de las voces. Un sonido como el suyo, tan cinematográfico -en lo que sugiere y, en ocasiones, también en su destino final-, lo exige. Pero nunca había sido tan estricto como para embarcarse en una gira como la que mañana pasará por el Teatro Colón de A Coruña (20.30 horas, entradas de 22 a 18 euros). Se llama Música Instrumental y en ella el ex Madredeus ha desterrado la voz.
-¿No es un paso muy arriesgado venir sin cantante?
- Sí, sí que lo es [se ríe]. Era una idea antigua que recuperé ahora. Creo que en estos tiempos es necesario crear alternativas y cosas diferentes para el público. El pasado fin de semana lo estrenamos en Guimarães y la gente lo acogió muy bien. Nosotros la verdad es que estábamos algo asustados [se ríe].
-Llama la atención su conexión con el pop británico orquestado. Han colaborado con usted gente de Portishead, Tindersticks o Divine Comedy. ¿Cómo surge eso?
-Bueno, tengo muchas influencias, que van desde el tango a la música clásica o la pop. Esta última es una influencia muy fuerte en mí desde los tiempos de Sétima Legião, ya hace 30 años. Yo soy un gran admirador de la música pop británica e invitar a artistas como Beth Gibbons, Stuart Staples o Neil Hannon es algo que me encanta. Son grandes músicos que hacen mi música grande. Esa sonoridad orquestada, un poco Ennio Morricone y Scott Walker, me gusta muchísimo.
-¿Un músico lo es 24 horas al día?
-Sí. En mi caso mis canciones son siempre instrumentales de inicio. Hay veces que, por ejemplo, estoy conduciendo en el coche y, de repente, me viene una melodía a la cabeza. Freno, saco el móvil y la grabo. De ese apunte sale una canción. Desde hace tres o cuatro años ando siempre con un teclado y ordenador cuando viajo o estoy de vacaciones para que no se me escape nada.
-¿Ah sí? No le pega nada estar colgado de la tecnología.
-Ya, pero yo necesito el ordenador. Soy un autodidacta y tengo que grabar las músicas que me surgen, para luego desarrollarlas.
-Sus discos se encuentran en las tiendas en el estante de «músicas del mundo». ¿Se siente cómodo en esa etiqueta tan etérea?
-La verdad es que mi música es muy difícil de catalogar. Pero como tengo tantas influencias diferentes, puede que «músicas del mundo» sea la mejor definición posible.
-Debido a la situación económica actual mucha gente está sumida en la melancolía, un sentimiento muy portugués. ¿Qué papel tiene la música en una situación así?
-Está pasando algo muy curioso: cada vez hay más conciertos en directo. Las personas en crisis prefieren salir y asistir a un directo que, a lo mejor, comprar un disco para tener en casa. Es muy importante poder tocar en directo, ahora más que nunca.
-¿Por qué hace música?
-La música es mi refugio. Es un lugar en el que olvido las cosas malas del mundo y entro en un mundo de poesía y melancolía, pero todo ello con un poco de esperanza al final. Creo que tengo la necesidad de componer y mostrar a las personas lo que hago. Me gustaría que luego esas personas también se puedan olvidar de todo lo malo de este momento y evadirse.
-Aunque ahora venga en formato instrumental, siempre ha mostrado debilidad por las voces femeninas. ¿Por qué?
-Eso es muy intuitivo. Yo compongo y luego varias personas me ayudan a hacer los arreglos. Ahí pensamos en quién las puede cantar. Y sí, por ejemplo, en el último disco la mayor parte eran mujeres. Pero no sé explicar por qué, más allá de decir que eso era lo que la música pedía.
Rodrigo Leão compositor