Medio siglo bendiciendo Coirós

Toni Silva BETANZOS/LA VOZ.

A CORUÑA

Las parroquias de Collantres y Armea preparan un homenaje al párroco Jesús Calvo, ligado a este lugar desde 1961

13 oct 2010 . Actualizado a las 12:12 h.

Jesús Calvo se sigue resistiendo pero ya da la batalla por perdida. «No me merezco el homenaje», insiste una y otra vez. Pero su voluntad no coincide con la de los vecinos de las parroquias de Collantres y Armea, en Coirós. Así, el que fue párroco en estas iglesias desde 1961 recibirá un cálido y multitudinario homenaje a finales de este mes en ambas iglesias, donde se descubrirán sendas placas que inmortalizarán su paso por las parroquias.

Pero don Jesús, que acaba de cumplir 82 años, se limita a decir que solo cumplió con su obligación. «A lo mejor es porque nunca me llevé mal con nadie», dice en el interior de la residencia de mayores situada en las afueras de Betanzos, donde vive actualmente. Su carrera eclesiástica comenzó como coadjutor en la parroquia de Meirás. «Nunca me coincidió darle misa a Franco, él tenía su propio capellán». De allí pasó a Dorneda, a la capellanía militar en los castillos de San Felipe y la Palma, el cuartel de Artillería de Ferrol, Infantería en A Coruña y la parroquia de Almeiras, en O Burgo. En 1961 el destino le llevó a Coirós, desde donde también coordinó las parroquias de Fervenzas y Feás, en Aranga. En la primera ya celebraron su propio homenaje a don Jesús. «Lo pasé muy mal», recuerda. Por eso se negó a hacer otras fiesta en Feás.

Uno de los días más complicados de Jesús Calvo como párroco en Coirós fue el 28 de febrero de 1988, cuando ardió la rectoral de Collantres, en la que residía. «Me puse a hacer la comida y me acerqué un ratito a la tele para ver Verano Azul -recuerda el sacerdote-; noté un tufillo y cuando volví a la cocina el fuego ya estaba por el suelo, eché agua y se extendió, abrí las ventanas, pero hacía tanto viento que avivó las llamas... todo salió mal ese día». De ahí pasó a ser compañero de piso de otro cura en Betanzos. Y desde hace tres años ocupa una habitación de la residencia de mayores donde da misa todos los días. «Incluida la de la jornada de huelga general...», señala.

Pero su labor pastoral siempre trascendió el marco de la iglesia. Así, este veterano sacerdote nacido en la céntrica calle de Panaderas en A Coruña, recuerda las clases de alfabetización que impartía en Atocha y cómo los alumnos se le quedaban dormidos. Ya en las parroquias, fueron numerosas las excursiones con los niños a lugares como A Toxa, Ferrol, Cedeira o Santiago. «Muy lejos nunca fuimos», afirma.

En su día a día con los niños, don Jesús demostró sus dotes como fotógrafo, tomando instantáneas de sus alumnos de catequesis para luego regalárselas. El próximo 30 de octubre se harán nuevas fotos, pero esta vez será el viejo párroco el que pose en todas ellas rodeado de un pueblo que no lo olvida.